Su origen es un misterio, no hay pruebas concretas de su existencia, ni del origen de su leyenda.
En innumerables documentos medievales y bestiarios recogen ilustraciones de unicornios, proveyendo así de los ejemplos más antiguos de unicornios en el arte occidental.
Cuando el mercader y explorador italiano Marco Polo viajó a Asia, vio rinocerontes y creyó que se trataban de este mítico animal.
En el siglo XII, ya se había extendido la creencia de que los colmillos de narval eran cuernos de unicornio. Eran consideradas maravillas de la naturaleza y se guardaban entre los tesoros de las iglesias, a veces se utilizaban para hacer candelabros.
Se creía que sus cuernos tenían poderes mágicos: que podían hacer que el agua hirviera o que si se remojaba en una bebida o se añadía a la comida, neutralizaba el veneno que pudiera contener (la medicina árabe del siglo XII ya lo usaba como antídoto). Esto explica por qué estos cuernos resultaban tan atractivos para los gobernantes de toda Europa.
Esta asociación con la pureza también se extendió a la sexualidad femenina. Se suponía que solo una joven virgen podía tentar a un unicornio, que según la tradición eran siempre machos, para que acabara en cautividad. De lo contrario, tenían fama de ser unas criaturas escurridizas y demasiado rápidas para ser atrapadas.
En París, en una exhibición del Museo Cluny, alberga una colección fascinante de arte medieval. En esta galería se muestran obras que destacan la presencia de los unicornios.
La edad de oro del unicornio en el arte de Europa Occidental coincidió con los últimos años de la Edad Media, entre los siglos XIV y XV, el periodo en que nació el mayor tesoro de la muestra del Cluny: los tapices de «La dama y el unicornio».
Aunque las cosas cambiaron en las últimas décadas del siglo XIX, con el redescubrimiento de los tapices de La dama y el unicornio, que inspiraron a artistas como el pintor francés Gustave Moreau, precursor del simbolismo.
Actualmente, pareciera que estamos viviendo otra etapa dorada del unicornio, que está impregnado en la cultura popular, adornando desde juguetes hasta camisetas y gozan de popularidad entre las niños y adolescentes de todo el mundo.
Al igual que la bandera multicolor, el unicornio es un símbolo internacional importante para la comunidad LGBT.
En Instagram, la etiqueta #unicorn (unicornio, en inglés) aparecía en 12.3 millones de publicaciones al momento de escribir este artículo.
La llamada «comida unicornio» se ha convertido en una verdadera locura en internet y en algunos mercados. Además, importantes restaurantes han lanzado “bebidas unicornio”, basada en sabores exóticos y colores llamativos.
También, se ha popularizado la «moda unicornio» que consiste en usar maquillaje y tintes de cabello de colores pasteles brillantes, colores del arcoíris o colores metalizados. Al igual que existen brochas y delineadores jabones y burbujas de baño con los colores que se le atribuyen al animal.
El hashtag #unicornmakeup tiene más de 10.000 posts en Instagram; #unicornbrushes, más de 17.000; y #unicornhair, más de 300.000.
El unicornio, ha sabido mantenerse vigente durante muchos siglos alimentando el imaginario colectivo. Sin duda, el siglo XXI revive la época dorada del unicornio.
