«En la primera cita me mostró el vídeo del ataque a una sinagoga»: Confesiones de la ex del tirador de Ohio

"En la primera cita me mostró el vídeo del ataque a una sinagoga": Confesiones de la ex del tirador de Ohio
 Connor Betts PD

Cuando los medios de comunicación anunciaron la identidad del tirador de Ohio (EEUU), quienes lo conocían no mostraron ningún signo de sorpresa. Connor Betts hablaba con frecuencia de asesinatos y masacres, compartía sus macabras fantasías sexuales, e incluso, había escrito en secundaria dos listas que aterrorizaron a toda una escuela: una de ellas, recogía los nombres de las personas a las que quería matar; en la segunda, aparecían las chicas a las que quería agredir sexualmente.

El hecho de que Connor Betts fuera el responsable de asesinar a nueve personas en la ciudad de Dayton, y herir a otras 27, tampoco sorprendió a su ex novia, Adelia Johnson, que en declaraciones al diario estadounidense NBC explicó que Betts llevaba tiempo luchando contra una enfermedad mental.

«No tuvo nada que ver con una cuestión de raza, y tampoco de religión. Fue un hombre que sufría y que no recibió la ayuda que necesitaba», dijo Johnson.

La pareja se conoció en un colegio comunitario, y según confesó, se sintieron unidos porque ambos sufrían enfermedades mentales. El tirador le contó que le habían diagnosticado trastorno bipolar, y posiblemente un TOC (trastorno obsesivo compulsivo).

Al echar la vista atrás, cree que desde el principio de su relación, que duró unos meses y terminó en mayo, vio algunas señales preocupantes en el comportamiento de Betts, que de alguna manera, anticiparon el tiroteo masivo.

En la entrevista recordó que durante su primera cita, él le enseñó un video de la masacre en la sinagoga de Pittsburgh, Pensilvania, donde murieron 11 personas, y después, la llevó a un campo de tiro. En dos ocasiones, Betts sostuvo una pistola en su boca, preparado para apretar el gatillo. Que la policía le disparara fue, en opinión de Johnson, «exactamente lo que él quería».

«La gente vive cada día perfectamente bien teniendo una enfermedad mental. Yo incluida. Pero el sacó el palo más corto… no tuvo ningún sistema de ayuda», sentenció Johnson.

Lyndsi Doll, que fue novia de Betts durante poco tiempo en secundaria, dijo en declaraciones a The Washington Post que el tirador tenía miedo de lo que era capaz de hacer: sufría alucinaciones y escuchaba voces. «Él me lloraba a veces y me contaba que tenía miedo de sí mismo y temía que fuera a herir a alguien algún día. Ahora resulta inquietante».

Cuando Betts le contó que oía «voces oscuras y tenía pensamientos malignos» en su cabeza, Lyndsi Doll supo que necesitaba ayuda profesional. Ella llegó a sufrir ataques de ansiedad.
La ex compañera de escuela de Betts, Jessica Masseth, fue más clara y fulminante en una publicación en su cuenta de Facebook: para ella, la masacre se podría haber evitado hace casi una década.

«Esto se podría haber prevenido hace 10 p**os años, cuando yo hice aquella llamada, cuando me entrevistó la policía y cuando le conté a la escuela«, escribió en su perfil de la red social. En el año 2012, Jessica Masseth denunció a la policía que un compañero de su escuela secundaria, Bellbrook High School, había escrito en los baños del centro una lista con los nombres de las chicas a las que quería agredir sexualmente. Él era Connor Betts, y el nombre de Masseths aparecía en la terrorífica lista.

«La escuela nos falló. La policía nos falló. Él habló y escribió sobre violar, decapitar, y simplemente destruir por completo a todos los que aparecían en esa lista, incluyéndome a mí».

«A ninguno de nosotros nos sorprendió lo que ocurrió. Mi madre me llamó para decirme su nombre, y yo le dije, ‘Tiene sentido’. Si Bellbrook High School se lo hubiera tomado más seriamente. Si la policía lo hubiera tratado como debería haberlo tratado… Hay niveles de errores que apestan».

Aunque la policía abrió una investigación, Connor Betts volvió al poco tiempo a pasearse por los pasillos del colegio, lo que provocó una estampida colectiva de alumnos que se sintieron intimidados por su presencia. El ex director del centro, Chris Baker, dijo al diario local Dayton Daily News que no iba a desmentir esa información, pero que no haría ningún otro comentario.

Las autoridades tampoco facilitaron algún reporte que aclarara el resultado de aquella investigación. Pero sí se sabe que ningún antecedente criminal impidió a Connor Betts comprar el arma y las municiones con las que asesinó a nueve personas, entre ellas, su hermana Megan.

La policía confirmó que el autor fue a la zona de bares y restaurantes en la que perpetró el ataque con su mejor amigo y su hermana, Megan Betts. Ella murió en el acto durante el tiroteo, y se encuentra entre las nueve víctimas. Su amigo, Charles «Chace» Beard, resultó herido y es una de las once personas que permanecen internadas en el hospital tras la masacre, según confirmaron las autoridades.

Aunque su estado era crítico, parece mejorar día a día y ya ha hablado incluso con los investigadores, que esperan que «Chace» tenga las respuestas a muchas preguntas aún sin resolver.

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