Juicio histórico para un asesino despiadado

Juicio histórico para un asesino despiadado

(Periodista Latino / BBC Mundo, Max Seitz).- En un juicio histórico, y en medio de euforia e incidentes, un tribunal federal argentino condenó este al ex jefe policial Miguel Etchecolatz a prisión perpetua por secuestros, torturas y asesinatos perpetrados durante el último gobierno militar. El juicio para uno de los represores más crueles de Argentina.

Etchecolatz, de 77 años, es el primer ex miembro de las fuerzas de seguridad procesado por delitos cometidos durante la llamada «guerra sucia» desde la derogación de las llamadas leyes del perdón.

El tribunal aceptó por primera vez la figura del «genocidio» para que se sentara un importante precedente en la revisión del pasado oscuro en Argentina.

Aunque se trata de una calificación no contemplada en el código penal argentino, la abogada querellante Myriam Bregman explicó a BBC Mundo que se la solicitó:

«Para demostrar que en el país hubo un plan de exterminio».

Las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, anuladas por la Corte Suprema de Argentina el año pasado, protegían a personas acusadas de crímenes de lesa humanidad durante el gobierno de facto (1976-1983).

Etchecolatz ya había sido condenado a 23 años de prisión por crímenes de lesa humanidad en 1986, pero fue liberado gracias a aquellas normas.

Fue director general de investigaciones de la policía de la provincia de Buenos Aires y como tal era la mano derecha de una de las figuras emblemáticas del régimen militar, el fallecido coronel Ramón Camps, quien se desempeñaba como jefe de la fuerza.

Forcejeos

Durante el juicio Etchecolatz prefirió no declarar, pero en la jornada final se le concedió el derecho a la última palabra.

El ex jefe policial afirmó que su proceso tenía motivaciones políticas, calificó el tribunal de inconstitucional y dijo que el único juez de una persona anciana y enferma como él era Dios.

No bien se leyeron las primeras líneas del veredicto, numerosas personas presentes en la sala lanzaron pintura roja contra Etchecolatz y lo insultaron.

Acto seguido se produjeron forcejeos con la policía y el presidente del tribunal amenazó con desalojar la sala. Afuera, centenares de personas celebraron el veredicto.

Si bien la causa contra Etchecolatz inauguró los juicios contra ex represores tras la anulación de las leyes del perdón, la primera sentencia fue para el ex policía Julio Simón, conocido como «El Turco Julián», quien el mes pasado recibió casi 25 años de prisión por violaciones de los derechos humanos.

Testimonios

El juicio contra Etchecolatz por ocho cargos relacionados con arrestos ilegales, torturas y asesinatos se realizó desde junio en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, y por las audiencias pasaron unos 130 testigos.

El ex presidente Raúl Alfonsín, bajo cuyo gobierno se aprobaron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, dio su testimonio por pedido de la defensa.

Alfonsín alegó en favor de esas normas y dijo que hizo lo que creyó correcto considerando la inmensa presión bajo la que se encontraba durante su gobierno (1983-1989) por parte de las cúpulas militares.

El abogado de Etchecolatz aludió al:

«Estado de guerra que vivía el país» durante el régimen y afirmó que las fuerzas armadas «fueron convocadas para combatir la subversión terrorista».

Por los demandantes declararon numerosas víctimas de los cerca de 30 centros clandestinos de detención del denominado «circuito Camps», una zona que incluía a La Plata y localidades aledañas.

«Sanar heridas»

Una de las testigos, Adriana Calvo, estaba embarazada de siete meses cuando fue detenida, torturada y, luego, sorpresivamente liberada.

Su testimonio aparece en «Nunca más», el notorio informe elaborado por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) bajo la dirección del escritor Ernesto Sabato.

Calvo dijo a BBC Mundo:

«No es venganza lo que buscamos, sino justicia y la comprensión de lo que realmente ocurrió, para que no vuelva a pasar y podamos sanar heridas tanto personales como sociales».

Etchecolatz fue acusado de haber secuestrado y torturado a Nilda Eloy y Jorge Julio López, y por el homicidio de Nora Formiga, Elena Arce, Margarita Delgado, Patricia Dell’Orto, Alfonso De Marco y Diana Teruggi.

En el tramo final del proceso, el ex jefe policial reapareció en la sala de audiencias con un chaleco antibalas y una carpeta bajo el brazo, entre gritos de «asesino» de algunos presentes.

La fiscalía había exigido prisión perpetua para Etchecolatz:

«Por la cantidad de delitos que se puede probar que cometió».

Organizaciones de derechos humanos estiman que unas 30.000 personas desaparecieron y fueron asesinadas durante el gobierno de facto en Argentina.

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