Kirchner entra en conflicto con la Iglesia por las violaciones a los DDHH

Kirchner entra en conflicto con la Iglesia por las violaciones a los DDHH

(Periodista Latino/Agencias).- La Iglesia Católica argentina, a través de un vocero, acusó al presidente, Néstor Kirchner, de fomentar «cierta división» en la sociedad, y dijo que esa actitud «termina siendo peligrosa para todos», a lo que el gobierno replicó que la crítica es una «enormidad».

El ministro del Interior, Aníbal Fernández, a su vez aseguró que «todos estamos esperando» que la Iglesia argentina «haga una autocrítica» por su actitud pasiva ante las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar (1976-1983).

El sacerdote Guillermo Marcó, portavoz del Arzobispado de Buenos Aires, opinó hoy que:

«Si un presidente fomenta cierta división, termina siendo peligroso para todos» y pidió «dejar de alentar odios y de levantar el dedo acusador».

Marcó se sumó a las críticas que el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, efectuó también contra Kirchner, el domingo, ante alrededor de un millón de fieles congregados frente a la Basílica de Luján (60 kilómetros al oeste de Buenos Aires).

Bergoglio habló de quienes «siembran discordia» entre los argentinos, porque «necesitamos vivir como hermanos».

El presidente endureció su relación con la Iglesia argentina, desde que el ex obispo de Puerto Iguazú (localidad de la Triple Frontera), Joaquín Piña, se convirtió en el líder de la coalición opositora a la reforma constitucional en su provincia de Misiones, limítrofe con Paraguay y Brasil.

La actividad política de Piña y otra decena de sacerdotes que integran el Frente Unidos por la Dignidad para la Asamblea Constituyente, opositor, fue apoyada por Bergoglio.

El presidente viajó la semana pasada a Misiones para apoyar al gobernador Carlos Rovira, su aliado político, que busca reformar la constitución provincial para introducir la reelección sin límite, oportunidad en que volvió a criticar públicamente a la Iglesia argentina.

El Vaticano anunció ayer que aceptaba el pedido de jubilación de Piña -presentado hace un año- pero hoy su sucesor, el sacerdote Marcelo Martorell, dijo coincidir con su antecesor en su rechazo a quienes «buscan perpetuarse en el poder» y aseguró que no le teme a las críticas del presidente.

El ministro del Interior, Aníbal Fernández, fue el encargado de responder a las críticas del sacerdote Marcó, a las que calificó de «insulto» «terrible» y «una enormidad».

Fernández sugirió a través del periodismo que el Episcopado debería «llamar a Marcó para pedirle rendición o explicación, respecto de lo dicho» contra el presidente.

A su vez, reivindicó el derecho de Kirchner «como católico» a pedir una «suerte de autocrítica» de la Iglesia por su pasividad durante la dictadura militar, que cometió crímenes de lesa humanidad y fue responsable del secuestro y el asesinato de una veintena de sacerdotes y laicos.

Las declaraciones del sacerdote Marcó fueron apoyadas por el diputado nacional Mauricio Macri, presidente del club Boca Juniors y uno de los dirigentes de la derecha argentina.

Macri afirmó que:

«Argentina necesita la pacificación interna, la conciliación. La agresión se transforma en violencia cuando se está perdiendo el respeto y vuelven los fantasmas del pasado, que no terminamos de agitar».

Con su referencia a los «fantasmas del pasado», Macri apuntó contra la política de derechos humanos del presidente, que es el aspecto más cuestionado por la derecha.

Organizaciones de ultraderecha y centros de militares retirados convocaron para el jueves a un acto de «homenaje a las víctimas de la subversión» que se realizará en una plaza céntrica de la ciudad de Buenos Aires, en obvio desafío al gobierno de Kirchner.

Las autoridades miran casi con desdén a esos grupos nostálgicos de la dictadura a los que califica de «dinosaurios» sin capacidad de influir -asegura- en las fuerzas armadas, pero percibe que la Iglesia se está constituyendo en el eje de una renovada oposición.

Esa oposición, liderada por la Iglesia como en la provincia de Misiones, podría entorpecer la reelección de Kirchner durante las elecciones presidenciales de 2007, según el temor oficial expresado por fuentes gubernamentales.

Funcionarios argentinos reconocen en voz baja que Kirchner mira con desconfianza el creciente protagonismo de la Iglesia en la política y en especial del arzobispo Bergoglio.

El prelado anunció una reunión con senadores del partido UCR, principal fuerza de oposición, para hablar de la situación «institucional» del país.

Las relaciones entre el gobierno y la Iglesia se enturbiaron a comienzos del año pasado cuando el vicario castrense Antonio Baseotto propuso arrojar al mar con una piedra en el cuello al ministro de Salud, Ginés González García, por su posición favorable a la legalización del aborto.

El gobierno pidió al Vaticano que Baseotto fuese reemplazado y recibió una respuesta negativa del entonces papa, Juan Pablo II. Sin embargo, desde fines del año pasado existió una especie de «tregua» y se percibió un acercamiento entre la jerarquía eclesiástica y funcionarios gubernamentales.

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