Ya está en casa el titular de Asuntos Exteriores y como bien sabemos todos no hay nada como el hogar. Se fue Moratinos a África por segunda vez en lo que va de año para tratar el problema de la inmigración ilegal con los altos mandatarios. La visita, al parecer, no ha salido como se esperaba.
Tiempo es lo que piden las autoridades senegalesas para poner la rúbrica en un acuerdo global sobre este fenómeno. En casa se ha quedado también Tidiane Gadio, ministro de Exteriores. Y en los centros de internamiento de Canarias 3.477 senegaleses sin hogar, que suponen el 60 por ciento de los extranjeros que permanecen internados en las islas. Gadio no ha firmado, pero asegura que su Gobierno no mantiene «ninguna divergencia» con España, y que firmará el acuerdo «en el plazo más breve posible».
Moratinos, de talante positivo, señala que espera que la firma se produzca a comienzos de año. Siendo entonces por esa fecha, dado que el Gobierno Senegalés no pone mucho de su parte, puede que el Ejecutivo se vea obligado a encomendarse a los Reyes Magos. El motivo de la demora, según las autoridades de Senegal, es la necesidad de que todos los ministerios interesados en el tema den su opinión.
Tras la versión oficial subyacen las feroces críticas de la prensa del país africano a las repatriaciones, que son consideradas como una humillación. Devoluciones a las que se verían obligadas las autoridades de aquel país si hubieran alcanzado el llamado acuerdo de nueva generación. “No tenemos ninguna diferencia”, declaró Gadio en referencia al tema, pero puestos a imaginar y a tan sólo cuatro meses de las elecciones presidenciales debió pensar: “ Sin firma pero con acuerdo verbal, que las palabras se las lleva el viento y lo que está escrito, escrito queda”.
