Córdoba y Girona son dos ejemplos de ciudades que viven el fenómeno de la inmigración. Ciudades diferentes cuyos datos revelan también distintas situaciones. La ciudad andaluza tiene un 2 por ciento de inmigrantes y en ella sus habitantes presumen de integración, Girona con casi un 17 por ciento, busca soluciones para la convivencia.
Uno de los datos más llamativos publicados en la revista Tiempo en un interesante reportaje que firma Silvia Gamo es que España absorbió en 2005 el 40 por ciento de la inmigración de la Unión Europea. La llegada constante de inmigrantes y las repercusiones del fenómeno han provocado grandes cambios sociales y además traen de cabeza a los políticos. Mientras ellos buscan soluciones y nuevas fórmulas migratorias, las ciudades cambian su fisonomía a un rimo vertiginoso.
En 2004, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, España ha sido el país del mundo que más ha crecido. Dar una vuelta por las dos ciudades antes destacadas, Córdoba y Girona, tal y como ha hecho la revista Tiempo nos ayuda a conocer más aspectos sobre el fenómeno.
No es una novedad que las cifras varían dependiendo de quien las proporcione. Según el Instituto Nacional de Estadística en España hay casi cuatro millones de inmigrantes, el ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales contabiliza casi 3 millones. El primero se guía por la cifra del patrón, el segundo la tarjeta de residencia o el permiso de trabajo.
La publicación antes mencionada establece la distribución porcentual de la inmigración en España a través de los datos del INE con un visual mapa del que se obtienen las siguientes conclusiones:
1.Pocas son las provincias españolas las que no llegan al 2 por ciento de inmigrantes, son dos ciudades andaluzas: Córdoba y Jaén. Galicia, Extremadura, Asturias y el País Vasco tienen en torno al 4 por ciento.
2.Las ciudades que tiene el mayor porcentaje son Girona, Alicante, Almería Tenerife y Las Palmas. Todas ellas superan el 15 por ciento.
En términos generales la inmigración se concentra en la zona Este. De nuevo los datos nos permiten establecer comparaciones y ver que los inmigrantes de mayor presencia en España son los latinoamericanos y en cambio, la población menos numerosa es la comunidad asiática.
Los números contribuyen a establecer estas conclusiones pero nada mejor que comparar dos ciudades (Girona y Córdoba) con una situación distinta para conocer más aspectos sobre la inmigración. Los cambios sociales que trae este fenómeno consigo son más que evidentes. El panorama escolar es un reflejo de ello, de los 425 alumnos de un centro de Salt, 340 son extranjeros. Según su directora la adaptación ha sido a base de esfuerzo y sensibilización.
El alcalde de Salt, Jaume Torramadé, cree que es necesario reequilibrar la distribución de inmigrantes es la única posibilidad de integración. El edil ha tenido que afrontar diversos conflictos originales por el choque entre diferentes culturas. En Córdoba la presencia de alumnos extranjeros es apenas del 5 por ciento en toda la provincia.
En el ámbito laboral se dan otro tipo de problemas. Para los empresarios de Girona es preocupante la inmigración ilegal, necesitan mano de obra pero no pueden contratarla. Son muchas veces familiares y amigos de trabajadores ya regularizados, recomendados por quienes ya han conseguido sus papeles.
INMIGRACIÓN POBRE E INMIGRACIÓN RICA
Algunos expertos establecen el término inmigración rica para definir a aquellos inmigrantes comunitarios que llegan a España con una solvente economía y no precisamente en busca de trabajo. Málaga, Baleares, Tenerife, Alicante concentran a estos inmigrantes con un 6 por ciento.
En la otra cara está la inmigración pobre, la extracomunitaria. Esa que protagoniza los titulares y portadas de los periódicos a diario. Se concentradan en Almería, Girona y Castellón.
El mundo laboral, el educativo y en definitiva toda la sociedad se ve alterada por este fenómeno. El reportaje refleja esa nueva realidad que vive España, convertida ahora en país receptor, responsable de asumir la inmigración y ofrecer soluciones equilibradas, dando muestras de la madurez de quien conoce lo que supone empezar de cero en otro país.
