Con el regreso del sandinismo a Nicaragua no se volverán a repetir los «errores de la revolución de 1979», aseguró Tomás Borge, ex ministro del Interior del primer gobierno de Daniel Ortega, ganador de las elecciones nicaragüenses.
«Fuimos insensatos, arrogantes y burócratas», admitió en una entrevista que publica hoy el diario Clarín de Buenos Aires, que gira en torno al gobierno sandinista de Ortega entre 1984 y 1990.
Borge señaló que el sandinismo sigue siendo amigo entrañable de la revolución cubana y en esto no va a cambiar de posición, pero subrayó que en esta nueva etapa no desea tener enemigos.
«Queremos ser amigos de ellos Estados Unidos, pero siempre que nos respeten. No admitimos que nos traten de arrodillar», apuntó al considerar que espera que la relación de Nicaragua con la Casa Blanca cambie cuando George W. Bush salga de la presidencia.
«Ahora somos amigos de la Venezuela de Chávez y nos sentimos orgullosos. Pero también tenemos buenas relaciones con el presidente argentino Néstor Kirchner; somos amigos de Lula Da Silva de Brasil; de Evo Morales de Bolivia, y tendremos muy buenas relaciones con el Chile de Michelle Bachelet», puntualizó.
Quien fuera uno de los comandantes de la revolución que derrocó al régimen de Anastasio Somoza insistió en que el mundo es hoy distinto y esto lo ha entendido Ortega, quien ganó las elecciones nicaragüenses del domingo con 38,59% de los votos.
Borge consideró que ser de izquierda hoy significa, entre otras cosas, «trabajar por los pobres, pero sin pelearnos con los ricos, porque eso es posible. Ahora somos una izquierda realista, lúcida, fiel a los intereses de los pobres», comentó.
