Los dos candidatos a la presidencia de Ecuador contra el Tribunal Supremo Electoral

Los dos candidatos a la presidencia de Ecuador contra el Tribunal Supremo Electoral


(PD/ BBC Mundo).- Los dos candidatos a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador apelarán la decisión del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de congelar sus cuentas bancarias por haberse excedido en el límite de gastos de campaña.

El TSE decidió inmovilizar las cuentas de campaña de los candidatos Rafael Correa, de la Alianza PAÍS y de Álvaro Noboa, del Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN), por excederse en el gasto electoral para la segunda vuelta, fijado en US$687.068.

La Unidad de Gasto Electoral del TSE informó que Noboa ha gastado hasta el momento US$1.061.406, mientras que Correa, US$692.158.

Afines

Las oficinas de prensa de ambos candidatos dieron a conocer que apelarán el fallo del TSE debido a que en el cálculo se incluye la publicidad pagada por grupos afines, pero que no forman parte de sus campañas.

El fallo del tribunal electoral implica que los candidatos no podrá utilizar más fondos para publicidad y recorridos.

Sin embargo, los contratos firmados anteriormente a la resolución del TSE con medios televisivos o impresos podrán cumplirse.

La campaña electoral ecuatoriana concluye el próximo 23 de noviembre, y tres días después se efectuará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

Los analistas coinciden en que dada la poca distancia que separa a los candidatos en las encuestas, los días que restan de campaña electoral serán decisivos en la designación del futuro presidente que reemplazará a Alfredo Palacio desde del 15 de enero de 2007.

Noboa: ¿la tercera es la vencida?

Álvaro Noboa, como los otros tres candidatos con mayores opciones de llegar a la presidencia de Ecuador, también es de Guayaquil, la principal ciudad costera del país.

Magnate bananero, propietario de más de 100 compañías, con un patrimonio de US$1.200 millones según la revista Forbes, en la escena política, sin embargo, Noboa ha tenido que aprender a perder.

En 1998 fue derrotado en la segunda vuelta de las elecciones por el entonces candidato Jamil Mahuad, una derrota que nunca aceptó.

Posteriormente, se enfrentó a Lucio Gutiérrez en otra contienda electoral (en la primera vuelta se situó en segundo lugar, con 17,39% de los votos), y nuevamente la presidencia de Ecuador se quedó en una aspiración inalcanzable.

El candidato del Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN) fue presidente de la Junta Monetaria y asegura que nadie antes o después de él logró elevar tanto las reservas de dinero del país.

Dichos y hechos

Noboa alaba a la dolarización, que según él, ha hecho que su país gane en competitividad internacional y ha estabilizado los índices macroeconómicos.

La «revolución pacífica y democrática en el Ecuador» de la que habla Noboa contempla nuevas figuras en el Congreso, más seguridad y mayor estabilidad política.

El empresario ha prometido también en esta campaña una profunda reforma institucional de Petroecuador, más inversión extranjera en la exploración, explotación y refinación del crudo ecuatoriano.

En cuanto a su política internacional ha dicho que no estrechará relaciones con Cuba ni con Venezuela.

Como en otras elecciones, la campaña de Álvaro Noboa se ha caracterizado por la fuerte inyección de recursos (en algunas congregaciones entregó sillas de ruedas y computadoras) y el apoyo incondicional de Anabella, su esposa, quien es la principal candidata del PRIAN al Congreso.

En 2002 Noboa prometió que su carrera por la presidencia había llegado a su fin, sin embargo, días antes del cierre de inscripciones su candidatura se hizo oficial.

En las últimas encuestas aparecía como tercer o cuarto opcionado y con tantos indecisos sería apresurado descartar que no volverá a disputar la presidencia en una segunda vuelta.

Pero si el dicho «la tercera es la vencida» se va a convertir en realidad, es otra historia.
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Correa: economista sin desgaste político

De discurso radical, el candidato de izquierda Rafael Correa promete con sus 43 años una «revolución ciudadana» .

Favorito según las encuestas, el candidato por el movimiento Alianza País es economista de profesión y hace alarde de ser una figura «no política». En un juego de palabras con su apellido, asegura que «dará correa» a la corrupción y a los políticos tradicionales.

Blandiendo un cinturón de cuero o correa en sus actos políticos, el candidato insistió en su discurso de cierre de campaña en que «el pueblo tiene la oportunidad de castigar a la oligarquía y a los partidos» y señala que la Asamblea Constituyente es el instrumento de un «cambio radical».

Su grupo no postula por ello candidatos para el Congreso ya que, de ser electo, promete reestructurarlo a través de una Asamblea Constituyente.

«Distinto» de Chávez

Correa no oculta su simpatía por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y es incluido por analistas en la línea antiestadounidense representada por el mandatario venezolano.

Sin embargo, el candidato de Alianza País asegura que no será una copia de Chávez, aunque ha dejado en claro en varias oportunidades que su postura dista mucho de alinearse con Washington.

Correa ha dicho que no suscribirá el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, por considerar que el acuerdo beneficiará a ese país y perjudicará a Ecuador.

También señaló que la dolarización fue una «insensatez», pero la mantendrá ya que salir de ella sería «una insensatez mayor».

Correa fue ministro de Economía brevemente (abril a agosto de 2005) durante los primeros días del actual gobierno. En ese período se destacó por su abierto rechazo a la injerencia de los organismos internacionales de crédito en las decisiones soberanas del país.

El candidato también se opone a la renovación del acuerdo que permite una base estadounidense en la localidad de Manta. El actual acuerdo expira en 2009.

«Izquierda cristiana»

Nacido en la ciudad de Guayaquil el 6 de abril de 1963, Correa está casado con la belga Anne Malherbe y es padre de tres hijos.

Obtuvo su título de economía en la Universidad Católica de Guayaquil y dos maestrías en economía en Estados Unidos y en la Universidad de Lovaina, en Bélgica. En el 2001 obtuvo un doctorado en economía en la Universidad de Illinois, en Estados Unidos.

Correa habla en forma fluida inglés y francés, y se maneja en quechua, lengua que aprendió cuando trabajó como misionero voluntario en una comunidad indígena de la sierra.

El candidato asegura ser «de izquierda, pero no de una izquierda marxista, sino una izquierda cristiana».

El mensaje de Correa ha tenido eco en buena parte de los sectores más pobres de la población, en una nación que ha visto 10 presidentes en siete años, y en el que sólo tres jefes de Estado han logrado terminar su mandato desde que el país retornó a la democracia hace más de 25 años.

Sus críticos describen el discurso de Correa como populista y su falta de experiencia como inmadurez política.

Para sus seguidores, en cambio, el dinamismo de Rafael Correa contrasta con el desgaste de los partidos tradicionales y ser un personaje sin desgaste político, lejos de ser un flanco débil, es una de sus mejores cartas.

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