“No somos violentos, somos víctimas de la violencia”. Pausado pero convincente, se expresaba Ernesto Ramiro, senador de la República colombiana por el Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia. Su discurso goza de grandes connotaciones sociales en defensa de su pueblo al que considera “machacado” por quienes ostentan el poder.
La emergencia política de las poblaciones indígenas ha sido uno de los fenómenos más relevantes de la última década en América Latina. Una inclusión política que lleva consigo modificaciones constitucionales así como la necesidad de redefinir en términos pluriculturales el Estado Nacional.
“Los culpables de los conflictos fueron quienes realizaron la delimitación de los territorios. Se estableció una división política, administrativa que afectó a los departamentos. Hemos vivido casi un siglo de enfrentamientos entre sectores que el Gobierno veía e incluso hemos llegado a conflictos armados”.
El pueblo indígena ha ido logrando a duras penas tener un mínimo de representación en los grandes organismos del poder. Sólo de este modo con una presencia real se brinda a las distintas comunidades la posibilidad de cambiar, decidir y mejorar su forma de vida.
Para reflexionar en voz alta sobre todo esto, se ha llevado a cabo en Madrid durante estos días El Segundo Encuentro de Diputados y Senadores Indígenas Iberoamericanos en Casa de América. Allí se han planteado preguntas y respuestas con la finalidad de ahondar en política, proyectos de descentralización y participación.
UNA DURA LUCHA
Ataviados con los trajes propios de estos pueblos representantes indígenas de distintos países latinoamericanos entre los que destaca Perú, Colombia y Bolivia han defendido su discurso y su lucha como un paso necesario para la verdadera democracia.
Mujer revolucionaria y apasionada, María Sumire de Conde es diputada por la Circunscripción del Cuzco. Hasta tres veces tuvo que jurar su cargo ya que su lucha se basa en la defensa de las lenguas indígenas, reivindica su derecho de hablar el Kechua. Su lema es: “Habla tu idioma es tu deber”.
“Somos multiculturales y multilingües. Hay más de 5 mil comunidades y nosotros queremos ser parte de esta nación”
Estos líderes saben perfectamente que la mejor forma de hacerse oír es a través de los organismos oficiales pero reconocen que aún queda mucho por hacer.
“Hay líderes indígenas desaparecidos, toruturados… Estamos en medio de un fuego cruzado y esto trae consigo una inmigración externa e interna. ¡Queremos ser visibles!”
Se quejan de que no son escuchados y de su difícil papel fuera y dentro de sus respectivos Gobiernos. Se preguntan en manos de quién están las tierras y para ello apoyan la revisión de tierras incluidas en una reforma legal que tiene como finalidad conocer si están trabajadas o no y ver si éstas cumplen su función social.
“Es común que apellidos conocidos en Latinoamérica se hayan ido dotando de tierras con una dudosa legalidad.”
Así explicaba la diputada María Sumire lo que el pueblo indígena reclama:
“Nosotros debemos decidir, tenemos derecho a expresarnos y opinar si queremos que multinacionales arrasen nuestras tierras, queremos ser escuchados sobre nuestra cultura y si deseamos la exportación de los recursos naturales”.
Los datos son escalofriantes, el 83 % de estos niños indígenas en el Perú no van a la escuela, la tasa de mortandad es del 31% y la de pobreza del 42%. Piden mantener su cultura y en ocasiones se sienten invadidos por los llamados países desarrollados que tratan de arrancarles sus recursos, imponer su educación, su religión y su manera de entender el mundo.
Poco a poco, y con gran esfuerzo, ellos logran alzar sus voces y hacerse escuchar ¡Queremos ser visibles!, repetía Maria Sumire junto sus “hermanos” en este encuentro de representantes indígenas consciente de que queda un largo camino aunque pasión no les falta.
