(PL/Agencias).- El nuevo presidente de México, Felipe Calderón, empezó su mandato de seis años con deseos de luchar con mano firme contra la violencia y dio tres meses de plazo a la Procuraduría General de la República (Fiscalía) para presentar un programa de reorganización de las fuerzas del orden.
En su segundo mensaje a la nación y ante unas 10.000 personas, el presidente mexicano aseguró que, junto a la seguridad pública, sus principales retos serán la superación de la pobreza y la creación de empleo.
Tras jurar su cargo en una breve ceremonia en el Congreso, el mandatario se trasladó al Auditorio Nacional.
Al llegar al recinto, abarrotado de simpatizantes y colaboradores, el nuevo presidente mexicano, el 65 de la historia del país, comenzó su alocución con una alusión a su toma de posesión en la Cámara de Diputados, lo que llevó a la audiencia a interrumpirle con gritos de «Sí se pudo».
En su discurso, Calderón reiteró su disponibilidad al diálogo con la izquierda mexicana quien no reconoce la victoria de Calderón en las elecciones del 2 de julio.
López Obrador amenaza con no dar tregua
Por su parte, el líder izquierdista Andrés López Obrador dijo ante miles de sus seguidores que no dará tregua a Felipe Calderón, a quien considera «espurio» y «títere de la oligarquía».
López Obrador, que el pasado 24 de noviembre se autoproclamó «presidente legítimo» al considerar que Calderón ganó unas elecciones «fraudulentas», encabezó una marcha multitudinaria al cabo de la cual dijo que seguirá trabajando para «rescatar y transformar a México hasta donde se pueda y con lo que se pueda».
El dirigente de izquierda encabezó la marcha por la Avenida Reforma, desde el Zócalo (plaza central capitalina) hasta el oeste de Ciudad de México, aunque no pudo llegar hasta el Auditorio Nacional, donde Calderón pronunció su «discurso de asunción».
Un nutrido escuadrón antidisturbios impidió sin violencia que López Obrador, líder de la segunda fuerza política del país, y sus seguidores llagasen hasta el Auditorio, fuertemente vigilado por policías y militares y donde se encontraban personalidades extranjeras e invitados especiales.
López Obrador señaló que seguirá recorriendo el país para transformarlo «desde abajo y con la gente» y que su protesta contra Calderón será sin tregua «porque nos asiste la fortaleza moral».
