Pinochet: Héroe para sus seguidores y tirano para sus víctimas

(PL/Agencias).-Augusto Pinochet es ya historia. Venerado por sus seguidores como un héroe y aborrecido por sus víctimas como una tirano, su muerte cierra un capítulo controvertido del Chile contemporáneo.

Augusto Pinochet Ugarte nació el 25 de noviembre de 1915 en Valparaíso, en donde su padre trabajaba como oficial de aduanas. Murió este domingo a los 91 años.El joven Pinochet estudió en el Seminario de San Rafael y más tarde en el Colegio de los Padres Franceses de Valparaíso, mostrando desde muy temprano una profunda fe religiosa y una estricta moral personal.

Pinochet ingresó en la escuela militar a los 17 años y alcanzó el rango de general de brigada en 1968.En enero de 1971 fue ascendido a general de división y nombrado Comandante General de la Guarnición del Ejército de Santiago.

SALVADOR ALLENDE

Su aparente desinterés por la política parecen ser la razón por la que el presidente Salvador Allende decidió elevarlo a la comandancia en jefe del Ejército el 23 de agosto de 1973.

Dieciocho días después, Allende comprobó su error. El 11 de septiembre Pinochet dirigió las Fuerzas Armadas en un golpe de Estado cruento, en el que el presidente murió dentro del Palacio de La Moneda.

«En Chile no se mueve una hoja sin que yo lo sepa», dijo Augusto Pinochet en 1975. Y quizá esa sea la frase que mejor describe los 17 años de su gobierno en Chile.

Para los empresarios y la derecha tradicional Pinochet fue el héroe que salvó a Chile del comunismo y que trajo prosperidad económica.

EL PADRE Y LA PATRIA

Su explicación de las situación previa al golpe abunda en la idea de Pinochet como un padre de la patria.

Así se expresaba en una carta abierta escrita en diciembre de 1998, estando bajo arresto en Londres.

«Todo se había destruido y los hombres de armas actuamos como reserva moral de un país que se desintegraba, en manos de quienes lo querían someter a la órbita soviética».

«Ningún historiador podrá mañana sostener que mis actuaciones públicas respondieron a una supuesta ambición personal o a cualquier otro motivo que no fuera el bien de Chile».

Pinochet se había casado en 1943 con Lucía Hiriart Rodríguez, con la que tuvo cinco hijos. Su mujer y su madre, Avelina Ugarte, influyeron profundamente en sus creencias religiosas y también fueron quienes lo animaron más a escalar en la carrera militar.

Pinochet se había confesado admirador de Julio César, Napoleón y Charles de Gaulle y modeló su sistema de gobierno a imagen del general Francisco Franco en España.

En 1980, el general convocó un plebiscito para la aprobación de una nueva Constitución, que establecía las bases para la eventual elección de un Presidente. Un referéndum sería convocado para establecer si Pinochet debía ser el único candidato presidencial.

Entretanto, la oposición se reagrupaba y salía lentamente de la clandestinidad. Pinochet advertía en 1983: «Yo dejo que crezca la mala hierba, pero cuando está crecida la corto de raíz».

HABLAN LAS URNAS

En septiembre de 1986, miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) atentaron contra Pinochet cuando volvía a Santiago desde su casa en El Melocotón, ubicada en una zona cordillerana cercana a la capital.

Si bien resultó ileso, cinco de sus escoltas de seguridad murieron y nueve resultaron heridos.

Tras el intento fallido de asesinato, se inició un período de fuerte represión, al que las fuerzas opositoras reaccionaron saliendo a las calles a protestar.

El 5 de octubre de 1988, en su segundo plebiscito llamado para decidir si el pueblo deseaba que Pinochet permaneciese en la Presidencia, el 55% de los chilenos votó en contra y el 43% a favor.

Entonces, según lo establecía la Constitución que él mismo creó, debió planificar su propio alejamiento del cargo: continuó en el poder hasta 1990, cuando lo reemplazó el demócrata cristiano Patricio Aylwin, ganador de las primeras elecciones presidenciales democráticas en 19 años.

«El país sabe que nunca busqué el poder. Por eso cuando lo ejercí jamás me aferré a él y cuando llegó el momento de entregarlo, de acuerdo a nuestra Constitución, lo hice lealmente», dijo Pinochet.

Sin embargo, Pinochet mantuvo su puesto como Comandante en jefe de Ejército, garantizando así en la práctica la continuidad en la sombra de su régimen hasta 1998, cuando finalmente abandonó la máxima posición al frente de las Fuerzas Armadas.

Pinochet ya no dirigía los destinos de Chile, pero seguía en primera línea al convertirse el senador vitalicio, un puesto establecido para todos los ex presidentes en la Constitución de 1980.

Vino luego el drama de su arresto en Londres el 16 de octubre de 1998, como consecuencia de una petición de extradición por parte de España, basada en denuncias de familiares de víctimas de la represión política en Chile.

La batalla de Londres fue larga, más de 500 días de recursos legales que culminaron con la decisión de Ministerio del Interior británico de liberar al militar en base a su delicado estado de salud.

Pinochet abandonó Londres el 2 de marzo de 2000 en silla de ruedas y llegó a Chile un día después caminando y sonriendo a sus seguidores.

Pero Chile ya era otro. Un presidente socialista, Ricardo Lagos -el primero desde Allende-, estaba a punto de jurar su cargo tras haber ganado la segunda vuelta de las elecciones de enero del mismo año.

Pese a seguir levantando pasiones a favor y en contra, Pinochet ya no era el poder a la sombra en Chile sino una figura del pasado, de un pasado doloroso.

EN EL BANQUILLO

Pinochet a su regreso a Chile tras su cautiverio en Londres. Marzo 2000.
Tras su regreso a Chile, Pinochet debió enfrentarse a más de un centenar de querellas criminales presentadas por familiares de las víctimas de su gobierno y perdió su escaño vitalicio en el Senado, por decisión de la Corte Suprema.

En los años siguientes, reiterados intentos de llevar al General a juicio por violaciones a los derechos humanos fracasaron luego de que las cortes lo declararon mentalmente inhabilitado para atestiguar.

Sin embargo, este panorama empezó a cambiar en mayo de 2004, cuando la Corte de Apelaciones de Chile aprobó retirar la inmunidad judicial del ex gobernante.

El fallo rechazó los argumentos de salud que había usado la defensa del ex mandatario para evitar su comparecencia ante los estrados judiciales.

Se le acusó entonces de participar en violaciones de derechos humanos en el marco de la llamada Operación Cóndor, una red de coordinación de los aparatos de seguridad de los gobiernos militares de la región durante la década del ’70.

En esa ocasión, la justicia no pudo comprobar su culpabilidad en este caso específico, pero sus problemas legales se multiplicaron en otros frentes.

En junio de 2005, la Corte de Apelaciones decidió desaforar al ex gobernante por un caso distinto, esta vez para que enfrentara cargos por presuntos delitos económicos. Esa investigación comenzó luego del hallazgo de millonarias cuentas a nombre de Pinochet en el Banco Riggs de Estados Unidos.

Y un mes después, en julio de 2005, el mismo tribunal desaforó a Pinochet una vez más, ahora por la Operación Colombo, que involucró la desaparición en 1975 de 119 militantes de izquierda.

En agosto del mismo año, la justicia arrestó a su esposa Lucía y a su hijo Marco Antonio, vinculándolos al proceso de las cuentas en el banco Riggs.

Un mes después, el Tribunal Supremo de Chile ratificó el desafuero de Pinochet por el caso Colombo, colocando al General nuevamente a las puertas del juicio.

POLÉMICO HASTA EL FINAL

En noviembre de 2003, durante una entrevista concedida a la televisora en español de Miami WDLP-22, Pinochet se calificó como «un ángel» y dijo que siempre actuó con amor a su país.

«Nunca fui aspirante a dictador porque considero que las dictaduras terminan mal. Yo siempre actué con sentido democrático», señaló el ex mandatario de facto en la víspera de su cumpleaños número 88.

En octubre del 2006 fue puesto bajo arresto domiciliario, acusado por crímenes cometidos en el centro de detención Villa Grimaldi, pero quedó en libertad tras el pago de una fianza.

En noviembre fue nuevamente puesto bajo arresto domiciliario, esta vez por su presunta responsabilidad en los secuestros y homicidios de dos guardaespaldas de Allende. Esta vez quedó detenido.

Días antes, con motivo de la celebración de su cumpleaños número 91, había emitido un comunicado en el que asumía responsabilidad por todo lo que había sucedido durante sus 17 años en el poder.

Pero el ex general también defendió sus acciones y decisiones, diciendo que se vio obligado a luchar contra el entonces gobierno de Allende porque éste estaba conduciendo al país hacia el caos político y social.

El nombre de Pinochet fue una fuente inagotable de pasión para los chilenos.

Su muerte no cambia lo que provocó en vida: el amor y el odio, el agradecimiento y la sed de venganza, la admiración y el dolor que han dividido a Chile por más de 30 años.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído