Farid Kahhat: “Chávez no piensa en el Perú de Alan García”

(La República-Lima).- El resultado de las elecciones en Venezuela, que dio como ganador a Hugo Chávez, llama a preguntarnos qué tipo de correlación de fuerzas se configurará a partir de ahora en Sudamérica. Farid Kahhat, catedrático en Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica y experto en temas internacionales, ofrece su punto de vista en la siguiente entrevista.

Por Enrique Patriau.
Fotos: Melissa Merino.

–En Venezuela ganó Chávez y Estados Unidos, parece, desea tender puentes.

–Ha habido un cambio de actitud en el gobierno norteamericano, sobre todo con Thomas Shannon como subsecretario de Estado para América Latina, que consiste en entrometerse menos en los procesos electorales de la región y en mantener las mejores relaciones posibles con quienes salgan elegidos presidentes.

–¿Hasta cuándo?

–El proyecto interno de Chávez puede ser una fuente de fricciones. Existe la posibilidad de una reforma constitucional para permitir la reelección indefinida. También está el hecho de que Venezuela intenta depender menos del mercado estadounidense como destino de su petróleo. El gobierno de Bush ha hecho un ofrecimiento de diálogo, aceptado condicionalmente por Chávez. Está por verse si se trata de un acercamiento genuino o de un baile de sombras.

–¿Le preocupa a Estados Unidos este supuesto giro a la izquierda?

–Lo que Estados Unidos percibe, más que un giro a la izquierda, es que Venezuela no se encuentra aislada en la región. Tiene dos gobiernos aliados en Ecuador, con el triunfo de Rafael Correa, y en Bolivia, con Evo Morales. Ha ingresado como miembro pleno del Mercosur y, encima, Lula y Néstor Kirchner le dieron a Chávez un espaldarazo explícito antes de las elecciones.

–Buena vecindad.

–Ni siquiera el gobierno más conservador de la región, el colombiano, desea antagonizar a Chávez. Álvaro Uribe quiere mantener buenas relaciones pues existen problemas limítrofes pendientes, las FARC incursionan en territorio venezolano y Colombia ha empezado a quedarse sin reservas petroleras. Me parece que Estados Unidos se da cuenta de todo eso y actúa en función a la nueva correlación de fuerzas.

–¿Pero se puede configurar Chávez como un líder en la región?

–No. Hay que mirar las cosas en perspectiva. Mira, el Producto Bruto Interno (PBI) del Brasil vale siete veces más que el de Venezuela. Y el de Argentina lo duplica. El punto no es que Venezuela sea una gran potencia sino que su economía depende del petróleo, que está en lo esencial bajo control estatal y con precios internacionales muy elevados. Ese es el margen de maniobra de Chávez, pero no es tan grande como suele creerse. Cuando intentó elegir a un venezolano como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), fue barrido por el candidato colombiano apoyado por Estados Unidos.

–Y no logró el cupo en el Consejo de Seguridad de la ONU.

–Exacto, el poder de Chávez es limitado. Diría que busca en parte la integración sudamericana, pero poniendo énfasis en gobiernos afines. No piensa en el Perú de Alan García, por ejemplo.

–¿Qué tipo de relación deben configurar Perú y Venezuela?

–La posición de la Cancillería peruana es la correcta. No existen razones para enfrentamientos. El problema es que Venezuela se niega a normalizar las relaciones. De hecho, tengo entendido que el Perú aceptó votar a su favor como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU a cambio de calmar las cosas, pero Caracas se negó.

–Curiosa respuesta.

Para Farid Kahhat, los gobiernos de Ecuador y Bolivia son aliados de Venezuela, pero no siervos. Según el especialista, la esfera de influencia de Hugo Chávez sobre la región es limitada.

Eso prueba que Chávez no es un gran estratega. Antagonizar a Perú previo a una votación de esa naturaleza no fue muy brillante, que digamos. No sé si se deja llevar por la soberbia o por su frondosa e inflamada retórica, pero el punto es que el reelecto presidente venezolano no hace cálculos muy finos. Otro ejemplo: si se hubiese quedado en la Comunidad Andina de Naciones (CAN), ahora los gobiernos afines a él serían la mayoría, gracias a la victoria de Correa en Ecuador.

–¿En qué medida le puede convenir a Chávez tener a Correa y a Evo Morales?

– Ambos son producto de sus respectivas sociedades, no de Chávez. La elección de Morales obedece, por ejemplo, al apoyo de los campesinos cocaleros, perjudicados con la erradicación forzosa estadounidense. La de Correa se parece más al caso peruano, con el descrédito de la clase política tradicional, que permite a un outsider sin trayectoria y sin partido disputar con éxito una competencia electoral. Ollanta Humala se quedó por poco. Correa ganó por un margen amplio porque tuvo al frente a un sujeto absolutamente impresentable como Álvaro Noboa, que además estaba tirado hacia la derecha.

–Pero entre Bolivia, Ecuador y Venezuela existen elementos comunes.

–Es verdad: política interna, actitud hacia la deuda externa…

–Aunque a la vez, Ecuador y Bolivia son países más bien pequeños.

–Por eso se preocupan más por sus propios intereses. Son aliados de Chávez, no siervos. Recuerda que Bolivia se negó a seguir a Venezuela en su retiro de la CAN. Evo Morales tomó esa decisión en función de los intereses nacionales bolivianos. Hay que darles más crédito a Morales y al propio Correa del que alguna prensa parece sugerir.

–En algún momento se habló de un eje anti Chávez y uno pro. A estas alturas, ya parece descabellado.

–Existen más bien modelos de desarrollo distintos. Martín Tanaka lo escribió en un artículo: tenemos, por un lado, alternativas de centro izquierda, de cambio gradual y, por el otro, opciones de cambio radical, populistas. El riesgo de las primeras es que las mejoras se estanquen o resulten insuficientes, y el de las segundas es el autoritarismo.

–Ambas posibilidades se podrían agrupar bajo un paraguas de izquierda. Retomo una pregunta anterior: ¿existe un giro hacia esa tendencia en Sudamérica?

–Si uno lee el Latinobarómetro, encuentra que el electorado no ha girado hacia la izquierda. Ocurre sí que la gente se siente decepcionada del status quo. Los pobres no disminuyen y la desigualdad en la distribución del ingreso se mantiene en una región que, de por sí, ya es la más desigual del mundo.

–A pesar de que los indicadores de crecimiento hayan mejorado.

–Eso es peor. Según múltiples estudios la gente es más sensible a la desigualdad que a la pobreza. Es más tolerable ser pobre en medio de la recesión, que ser pobre con una economía en expansión. Esa es la explicación a lo que ocurre actualmente. Todos buscan alternativas.

–Tipo Chávez. ¿Qué le sugiere cuando lo escucha hablar?

–Supongo que hay algún tinte caribeño, ese temperamento apasionado y exuberante que, en general, es muy atractivo para los turistas, pero que acaso no sea el mejor consejero cuando de tomar decisiones políticas se trata.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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