Colombia-Ecuador: cadena de tensiones

(PL/Agencias).- La sorpresiva cancelación de la visita a Colombia del presidente electo de Ecuador, Rafael Correa, pone en evidencia las tensiones que se han producido entre los dos países en los últimos diez años.

Esas tensiones han tenido que ver, fundamentalmente, con el conflicto interno colombiano, con la aplicación del Plan Colombia en la zona, con el aumento de los cultivos ilícitos, con el uso de herbicidas como el glifosato, con los desplazamientos forzados y con la migración de miles de colombianos hacia Ecuador.

Poco a poco, esos 586 kilómetros que comparten los dos países se convirtieron en la frontera más crítica para Colombia.

En los departamentos de Nariño y Putumayo, fronterizos con Ecuador, hay gran presencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) e incluso del Ejército de Liberación Nacional (ELN), así como de grupos paramilitares de derecha y bandas de narcotraficantes.

El Plan Colombia, que comenzó a ejecutarse en 1999, generó desde un principio molestias en Ecuador, donde Estados Unidos -el principal financiador de esa estrategia anti drogas y anti guerrilla- estableció la base militar de Manta, no lejos de Colombia.

Estados Unidos ha sido un firme partidario y promotor de las aspersiones aéreas de cultivos ilícitos con glifosato, un herbicida que se usa en Ecuador en cultivos comerciales como el banano, la caña de azúcar y las flores.

De hecho, pilotos estadounidenses civiles manejan muchos de los aviones usados por la policía colombiana en esas tareas de fumigación.

Sin embargo, el tema genera controversia entre los ambientalistas, debido a la forma como se fumiga desde los aviones y a los efectos del herbicida lanzado a gran altura sobre cultivos lícitos, fuentes de agua y la salud humana.

Las fumigaciones

Hace exactamente un año, y debido a las peticiones ecuatorianas, Colombia aceptó no fumigar en una franja de 10 kilómetros a lo largo de la frontera y los dos países emprendieron otro tipo de controles sobre los cultivos de coca y el contrabando de armas hacia la guerrilla izquierdista de las FARC.

La académica Socorro Ramírez, que lidera una coalición de 14 universidades colombianas y ecuatorianas por el reencuentro entre los dos países, le asegura a la BBC que esa decisión permitió avances significativos en la cooperación militar de las autoridades a lado y lado de la frontera.

Pero, según el gobierno de Bogotá, después de un año surgieron 10.000 hectáreas de coca en el lado colombiano de la frontera. Y, por eso, decidió reanudar las fumigaciones aéreas hace un par de semanas.

Según la policía, ya se han fumigado la mitad de las áreas de coca.
La decisión colombiana generó gran rechazo en Ecuador, por parte del presidente Alfredo Palacio, del mandatario electo, Rafael Correa, y de voceros de la sociedad civil.

El presidente Palacio llamó a consultas a su embajador en Bogotá, para demostrar su inconformidad con la medida.

Mientras Palacio mencionó la acogida que Ecuador les ha dado, según él, a unos 500.000 colombianos que han llegado ilegalmente a su país, la académica Ramírez advierte que el anticolombianismo está creciendo en el vecino país.

Soberanía

A su turno, el ex canciller Rodrigo Pardo, en diálogo con la BBC, considera que aunque Colombia no le ha dado suficiente importancia a Ecuador, este país no puede asumir posiciones «dogmáticas».

Para Pardo, quien fue ministro de relaciones exteriores en la primera parte del gobierno de Ernesto Samper (1994-1998), Ecuador no puede meterse en decisiones internas de Colombia, como la de si es conveniente o no fumigar dentro de su territorio.

«Si el presidente Uribe decide que la fumigación es lo que le conviene a Colombia, no tiene por qué dejarla de hacer en territorio colombiano por solicitud de un gobierno extranjero», agrega.

Pardo insiste en que «más allá de la conveniencia o inconveniencia del glifosato, esa es una decisión de política interna colombiana».

Pero la profesora Ramírez dice que la decisión colombiana de reanudar las fumigaciones une a todos los ecuatorianos. «La no intervención en el conflicto colombiano es el único tema que unifica a los ecuatorianos y el gobierno colombiano no ha entendido eso», señala.

Y señala que esas actitudes están presionando a Correa a formar alianzas con el presidente venezolano Hugo Chávez, lo cual perjudica a Colombia.

Cambio

Para Ramírez la armonía en las relaciones colombo-ecuatorianas ya no pasa por las referencias al pasado y la historia común entre los dos países. «Esto cambió en los años 90», afirma.

Ella no descarta que cuando Rafael Correa asuma la presidencia de Ecuador, a mediados de enero próximo, este país termine saliéndose de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y entrando al MERCOSUR, en detrimento de las relaciones comerciales con Colombia, que han crecido en los últimos años a pesar de las tensiones políticas.

Este viernes, la ministra de relaciones exteriores de Colombia, María Consuelo Araujo, lamentó la cancelación de la visita de Correa a Bogotá y dijo que su gobierno está dispuesto a reanudar el diálogo con las autoridades ecuatorianas.

Araujo le ha pedido a las autoridades ecuatorianas «comprensión» frente a la decisión colombiana de fumigar los cultivos ilícitos y ha dicho que los mismos financian al terrorismo.

Y Pardo le dice a BBC que «si ambos gobiernos se mantienen en posiciones inflexibles, seguiremos en esta larga cadena».

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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