Continúa el complicado rescate de Diego Estacio

(Agencias).- Los servicios de rescate que trabajan en la T-4 de Barajas están construyendo un canal entre los escombros para facilitar su acceso al coche de Diego Armando Estacio, donde sigue atrapado ya sin vida desde que se produjo el atentado del pasado 30 de diciembre, informaron fuentes de Emergencias Madrid.

Un bulldozer, dos palas excavadoras y una unidad de bomberos trabajan sin descanso en esta difícil labor, incluso «a mano», algo imprescindible para liberar el cuerpo sin vida de Estacio, atrapado dentro del Clio color blanco en el que se encontraba durmiendo en el momento de la explosión.

La labor se ha hecho especialmente minuciosa debido al importante peligro de derrumbe que presenta la zona, por lo que el trabajo se centra en sacar escombro y retener los laterales para que no se vengan abajo las toneladas de forjado acumulado. Por ello, todo indica que hasta la madrugada de hoy los bomberos no podrán acceder al cadáver.

«Estamos intentado abrir la escombrera como si se construyera un canal, con una anchura suficiente para que trabajen con comodidad los operarios de bomberos, los técnicos de la constructora y la Policía científica», indicaron a EP fuentes de Emergencias.

No obstante, los operarios desconocen todavía si, para liberar el cadáver, tendrán que sacar el vehículo del lugar o si, por el contrario, la operación puede realizarse allí mismo, tal y como se hizo en el caso de Carlos Alonso Palate, el otro ecuatoriano muerto en el atentado.

Durante la madrugada, el difícil acceso obligó a los bomberos a utilizar una cámara endoscópica facilitada por la Policía científica para comprobar que realmente se encontraba dentro del coche Estacio.

Así, se pudo comprobar que el coche está totalmente aplastado, hasta el punto de que el habitáculo está por debajo del parachoque trasero. Entre estos amasijos de hierros se ha formado una especie de jaula, de modo que el vehículo está prácticamente dividido por la mitad.

El vehículo fue encontrado ayer en la planta primera del módulo D del aparcamiento de la T-4 de Barajas y, tras muchos intentos, lo bomberos lograron introducir un fibroscopio (minicámara flexible) por un hueco que se había abierto en el espejo retrovisor del coche.

A través de él, según informó Del Álamo, los equipos de desescombro vieron «la bocamanga de una camisa y la parte final del antebrazo».

Del Álamo resaltó que el trabajo emprendido ayer por los bomberos fue de «alto riesgo» puesto que el vehículo se encontró «en un lugar absolutamente inestable» con una tremenda carga de escombros y forjado encima y con un pilar en una situación de gran inestabilidad.

Asimismo afirmó que el vehículo «aparentemente» no ha ardido y se encuentra en las mismas condiciones que el de Carlos Alonso Palate, encontrado el pasado miércoles, circunstancia que se espera que ayude a identificar a la víctima.

Del Álamo informó de que ya se han recuperado 250 coches y se han retirado 7.500 toneladas de escombros del aparcamiento de la terminal 4 de Barajas.

El turismo ha sido encontrado en la localización que ayer facilitó su novia, Verónica Arequipa, de 21 años. La chica, que hasta ahora había mantenido que el coche en el que dormía su novio en el momento del atentado se encontraba estacionado en la segunda planta del aparcamiento, modificó su versión al ver unas fotografías del lugar de la explosión y aseguró que el vehículo estaba en la plaza 616 de la primera, según informó el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Diego Armando Estacio Civizapa, de 19 años y natural de la ciudad costera de Machala, acudió el pasado junto a su novia, Verónica Arequipa, al aeropuerto a recoger a la madre de la joven. Mientras ella accedió a la terminal del aeropuerto, su novio decidió quedarse en el parking del aeropuerto para dormir un rato en el interior de su coche.

Hasta hacía unos meses Diego Armando vivía con su padre, Winston Estacio, quien lleva cuatro años residiendo en España, en un piso alquilado en la localidad madrileña de Alcorcón. Gracias a su trabajo en la construcción, logró conseguir el dinero necesario para irse a vivir con su novia a Madrid.

La última vez que Winston vio a su hijo fue el día de Navidad, ya que comieron todos juntos para celebrarlo. Además tenían pensado pasar también la Nochevieja juntos, e incluso esperar hasta las seis de la madrugada para celebrar la llegada del Año Nuevo a Ecuador

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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