Dicen sus amigos que ellos nunca estuvieron más unidos que ahora. Y nunca estuvieron tan distantes del Perú. Alejandro, Eliane y Chantal viven ahora en una residencia de la californiana Universidad de Stanford. Los tres estudian. Uno para sus conferencias, que no son pocas, ella prepara sus clases y la hija de ambos escribe su tesis sobre medioambiente. Toledo, además, alista un libro
A Eliane Karp la reclama la Contraloría, que investiga los gastos excesivos en Palacio de Gobierno mientras ella fue la Primera Dama, el Poder Judicial, que busca irregularidades en la desactivada Comisión Nacional de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (CONAPA) y el Congreso, que se ha propuesto descubrir actos de corrupción durante la gestión presidencial de su esposo, Alejandro Toledo.
Así, mientras en el Perú la señora Karp se ha convertido en una de las mujeres más requeridas por los poderes públicos, ella ha encontrado en los Estados Unidos, en la californiana Universidad de Stanford, un retiro de lujo. No está sola. La acompañan el ex presidente Toledo y la hija de ambos, Chantal. Los tres viven en una casa alquilada en el gigantesco campus universitario, cada quien consagrado a sus propias labores. Karp es catedrática del Departamento de Ciencias Antropológicas, Toledo le dedica tiempo a la investigación y, de vez en cuando, ofrece conferencias (muy bien pagadas, por cierto) y Chantal escribe su tesis sobre economía medioambiental, tras haber culminado sus estudios en la Universidad de Toulousse, Francia.
Karp se fue del Perú el 18 de julio del año pasado, diez días antes de que culminara el mandato presidencial de su esposo. Previa escala en Nueva York llegó a Francia, donde se reunió con Chantal.
Se especuló mucho sobre los motivos de la intempestiva partida. Se dijo que la entonces pareja presidencial se había peleado y que ella había optado por dar un (gran) paso al costado. Otros advirtieron sobre un intento de fuga, frente a la apertura de investigaciones a nivel judicial, impulsadas por el nuevo gobierno aprista. La versión oficial llegó de boca del propio Toledo. Según él, Chantal atravesaba problemas de salud y Karp viajó para estar a su lado.
Lo cierto, sin embargo, es que Karp siempre supo que Francia sería apenas una escala. El seis de junio del 2006, desde Stanford, le llegó una carta firmada por William H. Durham, del Departamento de Ciencias Antropológicas, invitándola a hacerse cargo de dos cursos: Indígenas e inclusión social en Latinoamérica (que empezó en enero y se prolongará hasta marzo) y Diversidad cultural, etnicidad y gobernancia en los indígenas latinoamericanos (que dictará entre abril y junio). De paso, se le ofreció una modesta oficina.
Karp aceptó. Solamente restaba que Toledo, quien había permanecido en el Perú luego de la transmisión de mando, le diera el alcance a ella y a Chantal. Los tres se reencontraron en Israel y se hospedaron en la casa que Joseph Maiman, el conocido amigo personal de la familia, tiene en Tel Aviv. Después de una breve estancia allí, los tres partieron a Estados Unidos.
Si bien el retorno de Karp a la docencia se inició recién en enero, se le exigió que llegara a Stanford con meses de anticipación porque debía preparar el contenido de los cursos a dictar. Su nueva vida, de acuerdo con personas que han tenido oportunidad de verla y pasar tiempo con ella, transcurre «entre libros y clases». Stanford le ofrece a la ex Primera Dama un espacio de tranquilidad, muy distinto al clima que vivió en el Perú, donde solía ser el centro de atención mediática, muchas veces a causa de su inveterada intemperancia. Ya no la persiguen los micrófonos y, por lo tanto, no existe el peligro de que suelte aquellas virulentas declaraciones a las que nos tenía acostumbrados por estos lares, y que ponían en singulares aprietos a su esposo, sus ministros, asesores y parlamentarios.
«Ha reencontrado su vida familiar», comenta otra fuente, que ha visitado a los Toledo en Stanford. No le falta razón. Debemos recordar que mientras se desempeñó como Primera Dama, Karp estuvo lejos de Chantal. Vivir con su hija le ha devuelto cierto sosiego que parecía extraviado en los últimos años.
En Stanford, Karp se moviliza en bicicleta porque las distancias son cortas. Quien sí prefiere utilizar una camioneta Toyota es Toledo. Él figura en la relación de personalidades que colaboran en la Escuela de Educación de esa universidad (consulting professor) y, además, recibe financiamiento para una investigación sobre democracia y pobreza en América Latina. Al finalizar su trabajo, Toledo debe entregar un texto a la universidad, el cual será publicado probablemente a fines del 2008.
Esta revista le propuso a Karp una entrevista telefónica para que responda a las acusaciones que se le formulan desde Lima. Sin embargo, a través de sus colaboradores en Lima, se nos hizo saber que no estaba interesada en declarar a ningún medio peruano. ¿La razón? La conflictiva relación que mantuvo con la prensa todavía la sigue afectando.
Quien sí nos hizo llegar una pequeña declaración (mediante un tercero) fue el ex presidente. «Ella (Eliane) y yo estamos dispuestos a colaborar con la justicia. Si a mi esposa le envían un cuadernillo de preguntas, responderá, sin problemas», declaró. Los Toledo, como se ve, no tienen la menor intención de abandonar su nuevo ambiente. Mucho menos Karp. Stanford se ha convertido en su burbuja. Al Perú, por ahora, solo de lejos.
Eliane y Perú Posible
Los escuderos de Toledo no guardan la misma lealtad por Eliane. Cuando el ex presidente es blanco de acusaciones, lo que queda de la chakana sale a enfrentarlas y arremete contra sus enemigos de hoy (apristas + fujimoristas), pero cuando se trata de Eliane, los ex ministros, ex congresistas y ex consejeros se ponen de perfil. Comentan que al final del gobierno ella terminó por enemistarse con casi todos. Amigos todavía tiene, pero no son muchos.
Los otros destinos de madame Karp
Entre sus viajes a Francia, Israel y Estados Unidos, Eliane Karp visitó, en setiembre del 2006, la ciudad de Antigua Guatemala, para participar en el Foro Indígena Latinoamericano. Y en la primera quincena de octubre llegó a República Dominicana acompañando a Alejandro Toledo, quien dictó una conferencia en el Palacio Nacional (sede del gobierno dominicano) sobre economía, inclusión social y democracia.
Enríque Patriau (La República de Lima)