Los «presuntos» plagios de Bryce Echenique

Los "presuntos" plagios de Bryce Echenique

La frondosa imaginación de Alfredo Bryce Echenique de poco ha servido en esta ocasión. El escritor no sabe cómo justificar la publicación con su nombre de un puñado de artículos que no le pertenecen. Una investigación preliminar de esta revista revela que los plagios de Bryce fueron sistemáticos. Varios de los afectados adelantan aquí que piensan demandarlo. Solo uno, admirador del peruano, asegura que le gustaría invitarle una copa y olvidarse del asunto.

Resulta desconcertante comprobar que uno de los escritores peruanos más laureados del mundo hispano haya sucumbido, reiteradamente, a la tentación del plagio. Pero más decepcionante resulta leer los argumentos con los que se busca explicar la apropiación del trabajo ajeno. Insistir en la tesis de la negligencia de una secretaria resulta poco convincente. Si esto fuera cierto, dicha secretaria debería pasar una temporada en Santa Mónica, no solo por el plagio, también, y sobre todo, por desbaratar la reputación de uno de los escritores más apreciados y consentidos por esa pequeña, pero compacta fauna de lectores que sobreviven en el país.

La verdad, sin embargo, parece ser otra. El escándalo estalló con una carta de protesta suscrita por Oswaldo de Rivero y publicada por El Comercio el último martes. El embajador afirmaba en la misiva que el artículo «Potencias sin poder» es de su autoría y que fue publicado primero en la revista Quehacer, en marzo del 2005, y luego Bryce lo difundió en la página editorial de El Comercio, con puntuales y cosméticos cambios, el domingo 18 de marzo. La República ubicó al embajador De Rivero en Ginebra, Suiza, donde representa al Perú ante una serie de organismos internacionales, y le pidió una reacción después de las disculpas del novelista peruano. «Alfredo Bryce actuó como un depredador, casi me deja un esqueleto de ensayo.

Cuando lo leí me di cuenta de que el texto era mío, porque este título es parte de una conferencia que di en Nueva York. Y registré los derechos de autor en Ginebra. Al leerlo me quedé espantado. Luego mandé un mail a El Comercio y Bryce me contestó con varios mails pidiéndome disculpas y le contesté que para arreglar el problema el artículo debía salir con mi nombre y con una nota explicando el error y así lo hizo», comenta el embajador, ahora ya más tranquilo.

Curiosamente, este mismo artículo también fue plagiado por la revista francesa Le Monde Diplomatique años atrás. «Al tercero que me quiera plagiar lo voy a enjuiciar. Quisiera pensar que Bryce no se dio cuenta de que su secretaria es toda una literata y que busca artículos interesantes y solo les cambia unas palabras antes de publicarlos», afirma.
Cuando Bryce se deshacía en disculpas que generaban más suspicacias aún, el blog http://uterodemarita.com mostró otros artículos plagiados por el escritor peruano.

Las víctimas eran periodistas españoles. En este blog se pueden comparar los textos en su versión original y los mismos textos, con modificaciones mínimas, pero firmados por Bryce Echenique. Resultaba de mucha utilidad además encontrar las fechas de todos los artículos publicados, lo que ayudaba a descubrir cuál era el original y cuál era el pirata.Uno de los afectados es el escritor español José Pérez Álvarez, quien no se alteró al saber que su artículo «Las esquinas habitadas», publicado en la revista Jano, en el 2005, apareció nuevamente –con ligerísimos cambios– en El Comercio en noviembre del 2006. Bryce le puso un título más convencional: «La tierra prometida».

«Publiqué este artículo en una revista, en la cual Bryce también escribe. Y trataba sobre un hecho real. Era sobre un mendigo enfermo de sida que paraba en la calle pidiendo dinero y un día de fin de año apareció muerto de frío. A veces en la literatura y en el periodismo suceden estas cosas. Yo soy un lector de Bryce. Hay obras suyas para mí inolvidables. Muchas veces la gente suele plagiar a quien no considera importante. Nunca he sido plagiado y a mí me encantaría tomarme una copa con Bryce y dejarlo así. Porque la vanidad no sirve para nada», dijo un bondadoso Pérez Álvarez a través de la línea telefónica.

Y de pronto surgió algo que parecía un cargamontón, una callejón oscuro con apanado incluido: ¡Más artículos plagiados por Bryce! Eran tres y fueron publicados en el diario catalán La Vanguardia. Para confirmar esta información aparecida en un principio en el blog eluterodemarina.com, llamamos por teléfono a Álex Rodríguez, director de Opinión de dicho diario.

«Nos acabamos de enterar y estamos investigando. No es un plagio, es una copia literal. Tenemos algunos días para ver qué acciones judiciales vamos a tomar. Por lo pronto, queremos saber cuál es la magnitud de este tema», sostuvo.

Otro de los plagiados es el periodista Nacho Para, colaborador de El Periódico de Catalunya, quien en diciembre del 2005 publicó el artículo «25 años de una muerte que conmovió al planeta», sobre el asesinato de John Lennon. Bryce publicó el mismo artículo, con mínimos cambios, el 10 de diciembre del año pasado. Nos comunicamos por e-mail con Nacho Para y nos reveló que la dirección de El Periódico de Catalunya está evaluando las acciones legales que va a tomar esta semana.

No sería extraño que esta historia de plagios al descubierto continúe en los próximos días. Sin embargo, hay un caso similar, en realidad se trata de un antecedente grave. Los abogados de Bryce no han resuelto aún una demanda por plagio que le planteó el economista peruano Herbert Morote ante la Oficina de Derechos de Autor, del Indecopi. El 25 de junio del 2005, Bryce publicó en El Comercio el artículo «La educación en ruinas», el cual según Morote tenía párrafos textuales de su ensayo «Pero…¿tiene el Perú salvación?

En esa oportunidad, Bryce respondió con indignación frente a la demanda de Morote, a quien menospreció deliberadamente y respondió así en un comunicado. «Debo negar enfáticamente esta infame acusación. Francamente creo que quien hoy me difama sufre de algún extraño complejo que lo lleva a intentar clavarle un puñal en la espalda a quienes dice son sus mejores amigos…el afán de notoriedad de esta persona ha llegado a los más grotescos extremos y esta vez el puñal en la espalda me toca a mí». Entonces, más de un escritor se solidarizó con Bryce y acusó a Morote de querer colgarse de la fama del autor de Un mundo para Julius.

Los abogados de Morote, contactados por esta revista, aseguran que su representado no quiere una indemnización, solo unas disculpas y el reconocimiento de que se cometió una falta grave. Han pasado los meses y Morote dice desde España que sigue esperando las disculpas.
«El plagio y la piratería en todas sus modalidades desaniman el espíritu creativo de los peruanos. Creo que las personas más importantes son las que debían de dar el mejor ejemplo», escribió Morote al autor de esta nota el último jueves.

Las reacciones frente al escándalo han llovido en los últimos días. El sociólogo Martín Tanaka escribió lo que sigue en su blog (http://martintanaka.blogspot.com): «Por mucho menos que eso, un estudiante sería expulsado de la universidad, y un investigador expulsado de un centro de investigación.

Es una falta gravísima, cuya gravedad no debe rebajarse. Una lástima por Bryce. Quedémonos con el novelista, porque el articulista es un fraude». Igual sentimiento de frustración manifiesta el crítico literario Gustavo Faverón (http://puenteareo1.blogspot.com). Él escribió en su blog: «Lamentablemente –lo digo de todo corazón– Alfredo Bryce parece cada vez más enredado en este laberinto de acusaciones en el que cada día emergen nuevos casos de plagio».

A trancas y barrancas

Basta comparar los textos originales con los plagiados por Bryce para percatarse que los cambios son minúsculos. Bryce se dio el tiempo para poner algunos adjetivos, sustantivos o adverbios y también se tomó la licencia de eliminar palabras y signos de puntuación. También cambió algunos títulos, de modo que la coartada de una secretaria negligente que por error envió un artículo ajeno se cae por su propio peso.

Resulta paradójico que los más afectados con este tema sean periodistas catalanes. Recordemos que Bryce vivió muchos años en Barcelona y que todavía pasa largas temporadas en dicha ciudad.

Allí es reconocido como una luminaria y es querido y engreído por los medios de comunicación y la fauna intelectual de esta celebérrima urbe, la segunda más importante de España. Alguien creyó pertinente recordar por estos días el título de uno de los libros más celebrados del escritor: No me esperen en abril.

Por Luis Arriola («La República». Lima)

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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