(EFE).- La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y su colega de Venezuela, Hugo Chávez, cerraron hoy una crisis bilateral desatada por el Senado chileno, al que el dirigente venezolano calificó de «fascista».
«Pongamos las diferencias de lado y no prestemos atención a las provocaciones de quienes pretenden alterar nuestra histórica relación», dijo Chávez en referencia a los senadores chilenos, después de reunirse con Bachelet y condecorarla.
Los senadores pidieron a Bachelet que planteara en la Organización de Estados Americanos (OEA) el caso del canal privado venezolano RCTV, cuya licencia para trasmitir en una frecuencia del Estado no le será renovada cuando venza el 27 de mayo.
El gobierno venezolano consideró esa iniciativa una injerencia en los asuntos internos del país y destacó que la moción fue aprobada por un grupo minoritario de senadores «fascistas», vinculados a la derecha y a la democracia cristiana.
La mandataria chilena eludió ese punto y se limitó a valorar muy positivamente la reunión con Chávez, así como la I Cumbre Energética Suramericana celebrada este lunes y martes pasado en la Isla de Margarita.
«Hemos revisado todos los puntos de la relación bilateral y hemos privilegiado impulsar los programas enfocados a luchar contra la pobreza y a proporcionar una mayor igualdad de oportunidades», dijo Bachelet.
Además del diálogo bilateral, que Chávez calificó de «magnífico», la visita de la presidenta chilena sirvió para que se firmaran cinco documentos económicos, entre los que destacó uno de carácter energético.
Ese acuerdo permitirá que la Empresa Nacional de Petróleo de Chile (ENAP) explore una parcela en la Faja Petrolífera del Orinoco que en el futuro le podría garantizar la obtención de importantes volúmenes de crudo.
Por otra parte, Bachelet invitó a su colega venezolano a viajar a Santiago próximamente, aunque precisó que la fecha deberá fijarla Caracas.
La mandataria chilena, que hoy volará hacia Colombia, fue condecorada por Chávez con el «Collar Gran Orden Libertador» y también recibió, de manos del alcalde Freddy Bernal, las llaves de Caracas y el nombramiento de ciudadana ilustre de la ciudad.
Participó, además, en una ofrenda floral ante el sarcófago del Libertador Simón Bolívar, en el Panteón Nacional, y muy cerca de allí en otra ofrenda ante los bustos de los poetas chilenos Gabriela Mistral y Pablo Neruda.
En varias de sus intervenciones Bachelet destacó la entrañable relación humana que existe entre ambas naciones y recordó que en Venezuela viven unos 45.000 chilenos, muchos de los cuales hallaron aquí refugio y solidaridad en momentos en que su país vivía «situaciones difíciles».
Bachelet se reunió con un nutrido grupo de representantes de la colonia chilena residente en Caracas y consideró que la cita estuvo cargada de «emotividad».
No faltaron referencias a la vinculación histórica entre Chile y Venezuela a través de personajes como Bernardo O’Higgins, Francisco de Miranda y Andrés Bello, así como recuerdos al presidente chileno Salvador Allende, al que Chávez calificó de «mártir».
Apuntó que el ideal de aquellos hombres de una América Latina «sin cadenas ni pobreza» sigue siendo un desafío para los actuales gobiernos.
Bachelet expresó con vehemencia su «certeza» de que «este es un momento para continuar estrechando las relaciones entre Chile y Venezuela», al resaltar que la «diversidad» de posiciones o criterios puede «abordarse en un clima de respeto y amistad».
Como colofón a su estancia en Caracas, Bachelet visitó la sede de la Corporación Andina de Fomento (CAF), donde fue recibida por su presidente, el boliviano Enrique García.
