(PD/Agencias).- Varias familias llevan dos meses viviendo en sus instalaciones, abandonadas en 1999 y en vías de convertirse en hospital.
Desde que se convirtió en un fantasmagórico complejo vacío en 1999, la clave es no es escapar sino colarse dentro de la prisión. Sus accesos principales por la comisaría han sido tapiados o candados hace poco. Pero hay otros.
Los conocen los que han hecho de la cárcel su fortín. Se meten por los agujeros en la alambrada de la avenida de los Poblados y con mesitas o colchones a modo de escaleras entran a las que fueron las instalaciones de funcionarios.
