(EFE).- La secretaria de Estado española para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, calificó ayer de «enormemente productiva» e «interesante» su visita a Caracas, durante la cual se reunió con el presidente Hugo Chávez y con miembros de la oposición.
En una entrevista con Efe al concluir su estancia de 48 horas en este país, Jiménez destacó que en esta visita se ha conseguido «sentar las bases de la necesaria confianza que deben mantener dos países tan cercanos como España y Venezuela».
En su opinión, la construcción de este «marco de confianza» hará posible mantener «una interlocución» que va a permitir «ir resolviendo todas las cuestiones que se vayan planteando, que afectan los intereses de ambos países».
«La acogida por parte de las autoridades venezolanas y por parte de otros representantes de la sociedad ha sido extraordinariamente cordial», destacó la secretaria de Estado, que se entrevistó hoy durante más de una hora con Chávez en el Palacio presidencial de Miraflores.
A su salida de la sede presidencial, Jiménez, a la que el jefe del Estado venezolano acompañó hasta la puerta para despedirse, ya había calificado de «intercambio franco» y «sincero» su encuentro con el presidente y había considerado que iba a permitir «profundizar aún más» en las relaciones entre ambos países.
«Para el gobierno español es muy importante mantener una relación fluida, permanente y estrecha con todos los gobiernos de América Latina», agregó en sus declaraciones a Efe.
Jiménez definió también como «muy densa» su visita a Caracas, la primera desde que asumió su cargo de Secretaria de Estado, con una apretada agenda que le permitió reunirse, además, con el canciller Nicolás Maduro, la presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flores, y representantes de cinco partidos, cuatro de ellos de la oposición.
Recordó la importante comunidad española que reside en Venezuela, lo cual constituye, según dijo, un «plus añadido para mantener y reforzar» las relaciones y estar en condiciones de «defender de manera más consistente los intereses españoles aquí».
Trató así, especialmente en su reunión del martes con Maduro, la cuestión de las ocupaciones de tierras que afectan a ciudadanos españoles, muchos con doble nacionalidad, y vio «buena voluntad» por parte de las autoridades venezolanas para que se solucione.
En este sentido, recordó que se había creado una comisión, integrada por el consulado de España y el Instituto Nacional de Tierras venezolano, que ha ido ya resolviendo casos, aunque quedan «muchos pendientes».
También tuvo oportunidad de reunirse en un desayuno de trabajo con los empresarios españoles y constató su «vocación de permanencia» en este país y su deseo de diálogo con las autoridades para «definir espacios», lo cual, señaló, ha transmitido a sus interlocutores venezolanos.
En su voluntad de reforzar las ya densas relaciones y «tener una visión de conjunto con todos los sectores», Jiménez conversó con los representantes de distintos partidos políticos que le comentaron sus puntos de vista respecto al proyecto de reforma constitucional impulsado por el presidente Chávez.
Así, mantuvo reuniones con Ismael García, secretario general del Partido Podemos, afín al gobierno aunque crítico con los cambios en la Carta Magna que promueve Chávez y que deben ser sancionados por un referendo, probablemente el próximo 2 de diciembre.
Calificó de «intercambio positivo para conocer las distintas posiciones» esos encuentros que le permitieron entrevistarse también con dirigentes de partidos opositores, entre ellos Manuel Rosales, líder de Un Nuevo Tiempo, ex candidato presidencial y gobernador del estado Zulia.
Jiménez se reunió, asimismo, con representantes de los partidos Acción Democrática, Copei y Primero Justicia.
El intercambio de puntos de vista sobre cuestiones multilaterales, como los procesos de integración, centró igualmente las conversaciones de la secretaria de Estado con Chávez y con el canciller Maduro, quien calificó de «muy productiva» su reunión del martes.
En la entrevista de hoy en Miraflores, que duró más de una hora, participó también el ministro venezolano de Energía, Rafael Ramírez.
Chávez, que no hizo declaraciones al acompañar a la secretaria de Estado española, se despidió con un caluroso «buen viaje» ante las cámaras de televisión y los demás medios informativos que esperaban a la salida.
