(PL).- Fue una Navidad trágica para los ecuatorianos que trabajan en España. Miles de ellos se quedaron sin volar a su país cuando cerró Air Madrid hace ahora un año. Lo mismo les pasó a otros muchos españoles y extranjeros.
Hijos varados en Madrid con las cenizas de su madre en las manos, recién casados, niños que esperaban ver a sus padres tras largas ausencias, empleos perdidos por no volver a tiempo del viaje… La tragedia se desbordó unos días después, cuando fueron asesinados por ETA dos compatriotas en la T-4 de Madrid-Barajas.
Unos 5.400 pasajeros fueron trasladados por el dispositivo que montó el Ministerio de Fomento, otros cientos en aviones militares españoles y venezolanos…
Pero otros miles tuvieron que endeudarse.
Han pasado 12 meses y las 50.000 víctimas del cierre de Air Madrid siguen sin cobrar el importe de sus billetes, engullidos en la vorágine judicial, por lo penal, lo contencioso y lo mercantil.
Por lo moral no hay resarcimiento posible. El concurso de acreedores (suspensión de pagos) sigue empantanado en el Juzgado número 5 de lo Mercantil de Madrid, que ha cambiado de titular.
