Perdón por la generación robada

(PL).- El nuevo Gobierno australiano del laborista Kevin Rudd pedirá perdón a los aborígenes cuando se reanuden las sesiones del Parlamento en febrero.

Será la primera vez que un Gobierno australiano tome una iniciativa similar contra los indígenas, que sufrieron la colonización de los blancos en el siglo XX, en especial la llamada Generación Robada, los hijos de aborígenes que fueron arrebatados a sus padres para ser criados en familias blancas en aras de la integración.

Según ha explicado la ministra de Asuntos Indígenas, Jenny Macklin, la disculpa a los aborígenes será el primer asunto que aborde el Parlamento en la nueva temporada de sesiones, que comienza el 13 de febrero.

«Era el primer paso necesario para superar el pasado», ha declarado la ministra. Tras vencer en las elecciones legislativas del mes pasado, Rudd ya anunció que su Gobierno promovería una disculpa a los habitantes originales de la gran isla del Pacífico.

Se trata de una medida de contenido simbólico encaminada a romper definitivamente con las políticas de antiguas administraciones y a intentar una unión entre blancos y aborígenes de cara a los retos del futuro. La disculpa se refiere en particular a la llamada Generación Robada, los hijos de aborígenes que fueron criados por familias blancas tras ser arrebatados a sus padres. Entre 1915 y 1969, miles de niños aborígenes fueron sacados de sus hogares y entregados a familias blancas o instituciones. El objetivo era fomentar la integración entre los aborígenes y las comunidades blancas.

La ministra ha revelado que el contenido de la disculpa ha sido ya redactado después de consultar con los líderes aborígenes. Así, se hará «en nombre del Gobierno australiano» y no atribuye culpabilidad a la actual generación de australianos.

«Una vez que establezcamos este respeto, el Gobierno podrá trabajar con las comunidades indígenas para mejorar los servicios para que se cierre la diferencia de 17 años en la esperanza de vida entre blancos y aborígenes».

Los líderes indígenas buscaban que el Gobierno pagara a estas comunidades 1.000 millones de dólares en compensación por las políticas pasadas, pero el Gobierno se ha negado. En vez de eso, el Gobierno ha prometido financiar las mejoras de las instalaciones educativas y médicas de las comunidades aborígenes.

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