Los escándalos salpican la política exterior de Cristina Kirchner

Los escándalos salpican la política exterior de Cristina Kirchner


(PD).- Con menos de dos meses en la Presidencia argentina, Cristina Kirchner acumula escándalos y malas noticias. El primero la tiene a ella en el ojo del huracán: el «caso del maletín» del venezolano con cerca de un millón de dólares presuntamente destinados para su campaña.

El segundo es consecuencia de éste: su virulenta reacción y la calificación de «operación basura» dirigida a Estados Unidos, donde se investiga el asunto, congeló temporalmente las relaciones con Washington.

Escribe Carmen de Carlos en ABC que el tercero pero no el último, también ahonda en su mano izquierda en materia de política exterior: la importación fraudulenta de coches de lujo por diplomáticos de medio mundo. La forma en que el Gobierno destapó el caso ha desatado la ira de una veintena de embajadores y ex embajadores que se sienten víctimas de una caza de brujas.

El suma y sigue va más allá. El Vaticano aún no ha concedido el plácet al designado embajador argentino. Según el Gobierno, los reparos de la Santa Sede apuntan al estado civil del hombre elegido para representar a Argentina en Roma: Alberto Iribarne.

Su condición de divorciado sería la causa de la demora. Por esta razón el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, rompió una lanza en su favor: «No conozco a nadie que circunstancialmente no haya tenido suerte en su matrimonio que tenga que ser condenado por esa razón».

¿Discriminación?
En paralelo el canciller, Jorge Taiana, redactó un informe con nombres de embajadores en el Vaticano, que también serían divorciados, entre otros, los de Cuba, México y Suiza.

La supuesta contradicción impone un repaso a las relaciones entre el Gobierno Kirchner -tanto de Néstor como de Cristina, que conserva el mismo Gabinete- y la Iglesia. En 25 años, desde que Argentina recuperó la democracia (1983) nunca estuvieron peor.

La actual presidenta ha suprimido las invectivas desde la Casa Rosada a miembros de la Iglesia y el enfrentamiento de su marido con el ex obispo castrense, monseñor Baseoto es cosa del pasado pero ella sigue viendo en Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, el rostro de la única oposición que, hoy por hoy, le puede hacer sombra.

Si con la Iglesia las cosas van mal, con el resto del cuerpo diplomático acreditado en Argentina tampoco marchan sobre ruedas. La filtración de la Cancillería a la prensa sobre la importación fraudulenta de coches por diplomáticos, terminó en una avalancha de quejas de países amigos -y no son muchos los que tiene Argentina- y de los otros.

El asunto adquirió los últimos días proporciones preocupantes después de que uno de los jueces encargado del caso deslizase la lista de los diplomáticos presuntamente involucrados. En el mismo saco metió a «pillos» y a funcionarios intachables o cuyo único delito fue, como es su obligación, rubricar la solicitud de franquicia de vehículos que Cancillería aceptaba.

En ese río revuelto de Lamborghinis, Porsches y Hummers se dieron los nombres y apellidos de embajadores, agregados militares, consejeros y un largo etcétera. Desde Bolivia -con unos cuantos bajo sospecha- hasta Venezuela, pasando por España -exculpada posteriormente por el vicecanciller García Moritán- expresaron su malestar.

Según fuentes solventes, los países del bloque Latinoamericano plantearon hacer un frente común para frenar la embestida de la que Cancillería sigue pidiendo perdón.

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