Lugo, el prelado que colgó el hábito para gobernar Paraguay

Lugo, el prelado que colgó el hábito para gobernar Paraguay

Paraguay será gobernado a partir de mañana por el ex obispo católico Fernando Lugo que logró la hazaña de terminar con seis décadas de poder del Partido Colorado y además que el Vaticano, en una decisión inédita, aceptara su reducción al estado laical.

(EFE).-Lugo, soltero y de 57 años, logró desbancar a los colorados en las elecciones del 20 de abril pasado a la cabeza de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), coalición de amplio espectro ideológico que tiene como principal soporte al Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA, centroderecha).

El hombre que a partir de mañana gobernará Paraguay nació el 30 de mayo de 1951 en San Pedro del Paraná, departamento de Itapúa (sur), aunque se crió en la capital departamental Encarnación.

Lugo procede se una familia humilde y sus padres, Guillermo Lugo y Maximina Méndez, sufrieron la represión durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) y estuvieron encarcelados, al igual que otros familiares, por ser militantes disidentes del oficialista Partido Colorado.

Por su soltería, Lugo tendrá como primera dama a su hermana Mercedes, quien ya anticipó que el ex obispo «reingresará a la vida religiosa» cuando finalice su mandato de cinco años.

Esa vocación religiosa comenzó a moldearla en 1970 con el ingreso en el Noviciado de los Misioneros del Verbo Divino, con los que en 1975 hizo los votos perpetuos.

Paralelamente estudió en la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción de la capital paraguaya y se licenció en Ciencias Religiosas.

Lugo asumirá la jefatura del Estado el mismo día en que se cumplen 31 años de su ordenación sacerdotal, una profesión de fe que le llevó luego como misionero a Ecuador, donde vivió de cerca los problemas sociales y se interesó por la Teología de la Liberación.

En ese país trabajó con monseñor Leónidas Proaño, conocido como «El obispo de los pobres» y uno de los mayores exponentes en Ecuador de esa corriente religiosa.

Sus estudios religiosos los completó en Roma donde en los años 80 se licenció en Sociología y se especializó en Doctrina Social de la Iglesia.

El 17 de abril de 1994 fue ordenado obispo y asignado a la diócesis de San Pedro (centro), una de las regiones más pobres del país, en donde destacó por su lucha a favor de los más pobres y en especial de los campesinos sin tierra.

Lugo es un declarado transgresor de las normas del protocolo y mantiene una vestimenta a la usanza de su época de misionero, con sandalias y morral con los que casi siempre aparece en sus actos públicos.

Fiel a ese estilo de vida austero, ha indicado que no pretende ocupar la residencia oficial de Mburivicha Roga, que renunciará al sueldo de jefe de Estado y que en la posesión presidencial no usará corbata.

Es aficionado del Cerro Porteño, uno de los clubes de fútbol más populares del país al que acompaña en algunos partidos, aunque en sus años jóvenes practicaba el baloncesto.

También le apasionan las motocicletas de gran cilindrada o de colección a tal punto que un grupo de aficionados de esas máquinas hará una multitudinaria caravana este viernes para sumarse a al acto de su investidura.

Sus escarceos con la política comenzaron en el 2005 cuando, ya como obispo emérito de San Pedro, se destacó por sus críticas a la política del presidente Nicanor Duarte, a quien relevará en la Presidencia.

Luego vinieron el impulso a la organización Resistencia Ciudadana, integrada por partidos opositores, centrales sindicales y asociaciones civiles para exigir la renuncia de Duarte.

En junio de 2006, el Partido Patria Querida le pidió que fuera candidato presidencial de una concertación para derrotar a los colorados y seis meses después renunció al estado clerical para lanzarse de lleno a la arena política y disputar la presidencia.

El Vaticano rechazó su pedido de volver al estado laico y en enero de 2007 el Papa Benedicto XVI le suspendió «a divinis» (prohibición de administrar sacramentos y enseñar doctrina).

Sin embargo, la simpatía popular generada por su candidatura llevó al ex obispo debutante en política a romper la hegemonía del Partido Colorado en las elecciones presidenciales de abril pasado en las que obtuvo el 40,82% de los votos, diez puntos más que Blanca Ovelar, candidata de esa fuerza.

Arropado por la enorme expectación que ha generado su llegada al poder, Lugo se comprometió a encabezar un Gobierno caracterizado «por la honestidad y no por la corrupción», consciente, como dijo hoy en un acto público en Asunción, de que «los ojos de América Latina, los ojos del mundo miran a nuestro país, nos miran porque somos diferentes».

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

Lo más leído