Se entregan 12 de los 40 inmigrantes que saltaron la valla de Melilla

(PL).- Tras las trombas de agua, la tromba humana de subsaharianos. Poco después de las seis de la madrugada del lunes 65 sin papeles han intentado entrar a la carrera en Melilla a través de la frontera con Marruecos de Beni Enzar, pero policías y guardias civiles les han repelido y cerraron las puertas del puesto fronterizo español.

Los inmigrantes no se han dado por vencidos. Desde el puente internacional se arrojaron al cauce del arroyo Mezquita y corrieron por el agua, que a esa hora tenía unos 50 centímetros de profundidad, hasta la ciudad de sus sueños: Melilla.

Cuenta Ignacio Cembreo en El País que los La Guardia Civil consiguió detener en la frontera a 17, que serán devueltos a Marruecos en los próximos días, pero otros 28 lograron entrar, según fuentes de las fuerzas de seguridad.

A primera hora de la mañana se les ha visto deambular por el barrio del Real con ropa húmeda y mirada asustada. A primera hora de la tarde, 13 habían acudido a la Jefatura Superior de Policía donde, tras tomar nota de su identidad, son trasladados al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). La agencia de prensa oficial de Marruecos (MAP) dio a última hora de la mañana la noticia de la entrada de los subsaharianos, pero, en contra de su costumbre, no informó de los esfuerzos que habían hecho policías y fuerzas auxiliares marroquíes para impedirlo.

La Delegación del Gobierno en Melilla rebajó, en un comunicado, a una treintena el número total de inmigrantes irregulares que se habían introducido en la ciudad, pero después rectificó.

Es la cifra más alta en un solo día desde los asaltos masivos de principios del otoño de 2005.

La carrera colectiva en la frontera para cruzar a Melilla fue una modalidad estrenada en la Nochebuena de 2006 y repetida durante la Eurocopa, pero esta vez los subsaharianos tenían un plan alternativo por si, como sucedió en las últimas ocasiones, fracasaba el primero: tirarse al arroyo.

«Unas horas antes hubiese sido una temeridad porque el agua alcanzaba los 4,5 metros de profundidad», ha explicado un agente del instituto armado, «pero de madrugada había bajado mucho». Las lluvias que anegaron Melilla han remitido.

En 12 horas cayeron el domingo 105 litros de agua por metro cuadrado obligando a cerrar el aeropuerto, el puerto y la frontera. En las últimas tres semanas la pluviometría alcanzó los 270 litros, el 70% de lo que suele llover en un año.

Puertas atrapadas en el fango

La verja tridimensional que separa a Melilla de Marruecos se convierte, a la altura del arroyo de Mezquita, en cuatro compuertas que están siempre cerradas. El diluvio que se abatió sobre la ciudad obligó a abrirlas para que el agua, el lodo, las piedras y las maderas que arrastraban no las rompieran.

En cuanto amainó, ya de madrugada, los operarios de Proytecsa, la empresa encargada del mantenimiento de la valla, empezaron a limpiar manualmente el arroyo para poder cerrar las puertas. Habían podido clausurar ya dos de ellas, pero quedaban otras dos atrapadas en toneladas de fango.

A través de ellas irrumpieron los inmigrantes rechazados en la frontera convencional. Los Guardias Civiles allí desplegados les persiguieron de noche con el agua hasta las rodillas y, a veces, hasta casi la cintura. «Los subsaharianos son auténticos atletas», ha asegurado un agente.

En otro lugar de la frontera, el caudal ha arrancado de cuajo unos 80 metros de verja y dañados varios centenares de los 10,25 kilómetros de su recorrido. En Ceuta, el diluvio extirpó del suelo, a finales de septiembre, unos 180 metros de valla. La reconstrucción de la verja empezará mañana martes.

Más que nunca, la Guardia Civil de Melilla está ahora en alerta. Ha incrementado sus efectivos para evitar que los inmigrantes crucen saltando por encima de los hierros y alambres tumbados en el suelo pero, por ahora, no ha solicitado refuerzos a la Península.

Imbroda pide una investigación

El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, ha pedido que se investigue si la entrada en territorio español de una treintena de inmigrantes subsaharianos ha sido organizado desde la propia ciudad.

Imbroda, a preguntas de los periodistas, ha solicitado a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que aclaren si desde Melilla se ha «avisado» a los subsaharianos de las circunstancias que se estaban produciendo, después de que las lluvias desprendieran parte del perímetro vallado.

El asalto ha acaecido en dos fases: en primer lugar los inmigrantes han tratado de cruzar «a la carrera» por el puesto fronterizo y, al no poder conseguir su objetivo, han aprovechado que, en una zona muy próxima, las compuertas de la valla se encontraban abiertas por los daños de las lluvias.

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