Los inmigrantes no están solos. Decenas de asociaciones se forman año tras año para sumar esfuerzos en busca de un refugio social basado en el compromiso y la solidaridad. Su objetivo es sensibilizar en temas como la integración, la igualdad de género y la prevención del maltrato. El caso de Familias Unidas sin Fronteras es uno de ellos.
«Nuestros talleres se dedican a la violencia de género y a la juventud de emigrantes en España. Para una mejor integración hacemos talleres de hip- hop, cultura urbana, actividades para que los jovenes se desahoguen. También hay españoles que trabajan con ellos», explica su coordinadora de proyectos, Claudia Boza.
«Nuestra asociación se financia con fondos propios porque la Comunidad de Madrid no acepta nuestros proyectos. Incluso tenemos una discográfica para sacar a chicos con talento. Buscamos abordar casos de chicos con problemas de alcoholismo con apenas 16 años y drogas para brindarles ayuda psicológica».
Las asociaciones no son ajenas a la grave crisis económica en la que está sumida España. «Se nota muchísimo la crisis, la aportación de los socios es menor, repercute en que ya no hay local para los talleres, la gente incluso se plantea volver, pero el miedo paraliza», concluye.