Sus hijos cuentan emocionados que ella siempre tuvo el espíritu aventurero. "Puede tener varias décadas de vida, pero es muy joven de mente", comentó Santiago, uno de ellos
Querer es poder. Eso es lo que pensaría Abigail Valdez de Carpio, una octogenaria anciana peruana quien se lanzó en parapente surcando el cielo de Lima, y con ello vio cumplido uno de sus grandes anhelos. La brisa dominguera aún movía sus grises cabellos cuando, esbozando una sonrisa, afirmó muy suelta de huesos: «Si otros pueden hacerlo, yo por qué no».
Abigaíl Valdez de Carpio cumple ayer 85 años, pero lo celebró de una forma más que peculiar: sobrevolando en parapente parte del litoral miraflorino. Un sueño que hizo realidad.
Sus hijos cuentan emocionados que ella siempre tuvo el espíritu aventurero. «Puede tener varias décadas de vida, pero es muy joven de mente», comentó Santiago, uno de ellos.
Mamama Abbi, como la llaman en su hogar, es la matriarca de la familia. Tiene cinco hijos, diez nietos y dos bisnietos. Ya contaba con cierta experiencia en paseos de aventura. Había subido a un helicóptero y a una avioneta, incluso fue al valle del Colca. Sin embargo, cuando reveló la noticia de querer lanzarse en parapente, lo primero que oyó de sus hijos fue un rotundo no. «Ellos no querían que yo me arriesgara, pero felizmente con los años accedieron», refirió con un pícaro y contagiante brillo en los ojos.
Y quién podría negarle algo a la mamama, una dulzura andando. Por eso, al enterarse de su gran deseo, sus nietos decidieron regalarle por su cumpleaños un vuelo de quince minutos por el cielo de Miraflores y convencer a sus temerosos papás de que la abuela es capaz de eso y mucho más. Finalmente, con un chequeo médico previo, mamama Abbi voló.
«Arriba me sentí en la gloria. Nunca tuve miedo. Además, he podido ver desde lo alto edificios y construcciones que años atrás no existían. Ahora quisiera hacer «puenting»» dijo la superabuela entre risas, mientras sus hijos la observaban y no terminaban de convencerse del nuevo deseo.