Reúne a más de setenta chicos y nació como homenaje al otrora líder revolucionario, "Che" Guevara
Le brillan los ojos de orgullo a Mónica Nielsen, la flamante presidenta del Club Social y Deportivo Che Guevara. Unos minutos antes, esta mujer de 50 años vendía las camisetas de su institución en un puesto callejero ubicado en las afueras del anfiteatro José Hernández, en la localidad cordobesa de Jesús María. «Tengo el presentimiento de que con la venta de la camiseta podré solventar los gastos de operatividad», le dice a Clarín la cordobesa.
El Club Social y Deportivo Che Guevara se fundó el 14 de diciembre de 2006 y se encuentra a cincuenta kilómetros de Córdoba capital. «Hasta el año pasado mantenía el club con mi plata», cuenta Mónica. El presupuesto mínimo que necesita mensualmente para funcionar la institución, es de poco más de tres mil pesos por mes (625 euros). «No tengo idea ni me interesa saber cuanta plata gasté de mi bolsillo. Mi satisfacción va por otro lado», remata la presidenta del club.
Esta institución, tiene personería jurídica y sus jugadores -algo más de 70 pibes- están federados a la Liga Cordobesa de fútbol y compiten en la Liga Regional Colón, con las categorías de primera y reserva. Desde el año pasado, también se sumaron la sub 17 y sub 12. Los entrenamientos, se realizan en las canchas de clubes amigos y solidarios que les facilitan sus instalaciones.
«Siempre trato de bajarle el Che y sus ideales a los pibes. Él era un apasionado de los deportes, jugaba al fútbol, al golf y era un gran rugbier. Hasta hizo las veces de periodista deportivo», describe entusiasmada Mónica.
Las camisetas rojas con vivos blancos llevan la inconfundible estampa del revolucionario en el pecho. En la espalda y debajo del número, está inscripta la leyenda «Hasta la victoria siempre». «Los chicos que visten la camiseta del club no tiene precio. Lo que sí tienen es valor. Nunca le pediría dinero a nadie ni le negaría a los pibes la posibilidad de progresar -reflexiona Mónica-. Si alguno emigra y se dedica profesionalmente al fútbol y quiere colaborar con su institución de origen, será bienvenido».
Por estos días, el club Che Guevara fue víctima del canibalismo que azota al fútbol: unos de sus técnicos, se llevó más de diez jugadores a otro club. Mónica, nunca les negó la firma a sus pibes porque ella entiende que «cada uno sabe lo que hace». Diez días más tarde, la decena de jugadores que habían emigrado volvieron voluntariamente a la institución que los había visto nacer futbolísticamente.
La presidenta, contagia serenidad y esperanza con su mirada de color verdosa. Ella, se define como «guevarista a ultranza» y dice haber encontrado en el deporte y más precisamente en el fútbol, el puente necesario para contribuir socialmente con quienes más lo necesitan. «El deporte es un derecho humano, practiquémoslo», expresa Mónica. Y luego, aclara: «Acá viene cualquiera y no se le exige que comparta la ideología».
En los últimos días hubo una promesa de parte de la Municipalidad de Colonia Caroya, una localidad vecina a Jesús María, para que la institución reciba un terreno para que, de esta manera, los pibes puedan concretar el sueño de tener potrero propio. Pero la donación no se concretó porque «nos impusieron condiciones que son inaceptables», dijo Mónica.
Además de lo estrictamente futbolístico, el club del Che comenzó con talleres de lectoescritura para todas las edades.
La luna del martes comienza a levantarse y Mónica desarma su puesto callejero. Hoy, los números no fueron nada simpáticos para con la causa: en más de 5 horas, no logró vender ni una sola camiseta (cada una cuesta 70 pesos). Pero poco le importa a la fundadora del Club Social y Deportivo Che Guevara. A Mónica Nielsen, sólo le alcanza con las sonrisas que sus jugadores le regalan con o sin la pelota en sus pies. Parafraseando al Che, ella expresa: «La arcilla fundamental de nuestra obra, es la juventud». «Y eso te gratifica el alma», concluye la flamante presidenta. (Diario Clarín)
