El Teatro Colón de Buenos Aires, restaurado y listo para levantar el telón

El Teatro Colón de Buenos Aires, restaurado y listo para levantar el telón
. Agencia EFE

Tras cuatro años de cierre, el mítico teatro Colón de Buenos Aires reabrirá sus puertas dentro de un mes, con motivo de las fiestas del Bicentenario argentino, con el esplendor de hace cien años pero con una moderna dotación técnica que lo coloca a la vanguardia de los grandes teatros del mundo.

Más de mil personas han trabajado en la restauración de este coloso de 60.000 metros cuadrados en cuya rehabilitación, a cargo del gobierno de Buenos Aires, se han invertido cien millones de dólares.

«Es la restauración patrimonial más grande de la historia de Argentina», asegura Mateo Goretti, encargado por el gobierno de la capital de coordinar los equipos que han participado en las obras del teatro lírico más importante de América Latina.

El proceso ha incluido una restauración completa del teatro, salvo el último piso, dedicado a oficinas y administración.

Los afortunados que acudan a su apertura, el próximo 24 de mayo en una función solemne, se encontrarán con el Colón original, con sus estucos y sus mármoles, sus maderas preciosas y sus coloridos vitrales, empañados durante años de descuido.

El teatro, que el 25 de mayo de 1908 se estrenó con «Aída», de Giuseppe Verdi, a cargo de la Gran Compañía Lírica Italiana, levantará ahora el telón con actos de la «Bohéme» y del ballet «El Lago de los Cisnes».

«No se ha agregado nada, se ha restaurado, y el teatro conserva la misma acústica», puntualiza Goretti, que atribuye el misterio de su acústica a una combinación de los materiales de la construcción y de la sabiduría de los maestros que lo levantaron.

Tras años de abandono, los restauradores se han topado con un panorama desolador. En sus pisos de mosaico se amontonaban los desechos, bajo el escenario se encontraron toneladas de basura, en su sistema de calefacción se ocultaban restos de estuco y hasta viejas sillas, y en sus impresionantes puertas y paredes se acumulaban cinco manos de pintura.

«No se incendió no sabemos cómo, porque todavía había cables originales, recubiertos de tela, que hacían un cortocircuito cuando se encendían las luces» relata Goretti.

Cuando abra sus puertas, el Colón estará dotado con un moderno sistema de aire acondicionado y tecnología contra incendios.

Los restauradores han cuidado todos los detalles para devolverle su imagen original, han decapado para dejar al descubierto los colores de techos, paredes y puertas.

En su impresionante salón principal, con capacidad para 2.500 personas sentadas y trescientas de pie, los palcos vuelven a lucir su antiguo esplendor, con sedas rojas y amarillas y butacas que mantienen sus rellenos originales -crin de caballo, lana y algodón- pero que en las que se ha sustituido el terciopelo por una pana ignífuga.

El telón original, de la década de 1930, está aún en proceso de restauración y se utilizará en actos solemnes, aunque el Colón contará con un nuevo telón, también de material ignífugo.

En el techo, se vuelven a ver las pinturas de Raúl Berni alrededor de una araña gigantesca, de tres toneladas de peso y 700 luces.

El mítico salón dorado, inaugurado con motivo de las fiestas del Centenario, en 1910, luce hoy con sus brillantes láminas de oro, sus impresionantes arañas -restauradas por el artista de ascendencia catalana Juan Carlos Pallarols- y sus pisos de roble.

Tras su apertura, el Colon ofrecerá una programación sostenida, asegura Gorreti, con 183 funciones previstas hasta final de año y precios que oscilan entre los diez y los trescientos dólares.

El objetivo, recuperar el glamour del Colón, por cuyo escenario pasaron figuras de la talla de María Callas, Luciano Pavarotti o Plácido Domingo.

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