El buen hindú tiene ya su alternativa local frente a los «inútiles» refrescos occidentales: la vaca-cola, una bebida hecha a base de orina de vaca que, según mantienen sus creadores, aumenta la memoria y combate la indigestión. «La coca-cola y demás refrescos no son útiles para la India (…) La coca-cola es muy dañina para la salud, mientras que nosotros producimos la ‘go-cola’ (vaca-cola), que contiene tres o cuatro de las mejores hierbas medicinales y orina de vaca y es ahora muy popular», explica a EFE Purushottam Toshniwal, secretario de la sociedad que promueve la bebida.
Cada mañana, decenas de trabajadores de la Sociedad Goshala de Kanpur (KGS) se afanan en una granja destartalada de las afueras de esa ciudad del norte de la India para obtener la materia prima de sus productos: la orina y el estiércol de este animal sagrado.
Los encargados someten la urea a un mareante proceso de destilación, y, tras un filtrado, se ponen manos a la obra con las mezclas, que siguen los principios del ayurveda para obtener bebidas curativas, lociones, jabones o polvos contra la diabetes. Su última creación es la «goloca» (morada de vacas, en sánscrito), una bebida elaborada con orina de vaca, azúcar y hierbas como la albahaca y la bacopa que intenta competir con los refrescos occidentales tan populares en la India.
«Tenemos varios sabores de ‘goloca’, naranja, limón, rosas y vetiver. La orina también tiene usos medicinales: como analgésico, para uso general, para infecciones…», afirma en el laboratorio del centro el doctor V.D. Chandel. La orina es un ingrediente tradicional de la medicina ayurvédica india: el ex primer ministro Morarji Desai solía beber a diario su propia orina, y varios gurús importantes sostienen aún que el pis vacuno ayuda a curar el cáncer, la diabetes o la hipertensión.
«Los hindúes pensamos que la vaca es el animal más importante. Es nuestra diosa y como tal la protegemos. Los regalos que obtenemos de ella son útiles para la salud. La orina o el estiércol, en ese sentido, son un regalo de dios», mantiene el secretario de la KGS. Pero los objetivos del establo van mucho más allá: la KGS usa el orín para alimentar baterías capaces de «dar 24 horas de luz», lo que podría «cambiar la vida de muchos campesinos», y procesa gas para transporte usando excrementos de vaca. Ese estiércol es utilizado como materia prima para nada menos que 80 productos, como baldosas, abono, papel o repelente para mosquitos.