Tiene tres acrópolis y tres plazas principales, disposición que cumple con la cosmovisión maya de cielo, tierra e inframundo
Un grupo de especialistas mexicanos ha descubierto un palacio maya con unos 2.000 años de antigüedad en el yacimiento arqueológico Plan de Ayutla, en el estado de Chiapas, informaron fuentes oficiales.
«El descubrimiento constituye la primera evidencia arquitectónica de una ocupación tan temprana entre las antiguas urbes mayas de la cuenca del Alto Usumacinta», en el municipio de Ocosingo, indicó en un comunicado el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La institución precisó que en esa zona arqueológica de la Selva Lacandona encontraron evidencias del palacio maya de principios de nuestra era, además de un enterramiento de entre los 900 y 1000 años, los cuales se prevé que sean abiertos al público el año próximo.
El director del proyecto, Luis Alberto Martos, explicó que este nuevo descubrimiento se localizó en un patio hundido ubicado en la Acrópolis norte del yacimiento arqueológico, el cual representa la primera evidencia de una ocupación temprana entre el año 50 a.C. y el 50 d.C. entre las antiguas urbes mayas en el Alto Usumacinta.
Martos agregó que hasta ahora las evidencias más antiguas eran del año 250 d.C., aunque existían restos cerámicos de al menos un siglo antes.
Precisó que el palacio descubierto está conformado «por cuartos con muros de casi un metro de ancho, cuyas esquinas están redondeadas, un rasgo temprano de la arquitectura maya».
Añadió que en una época posterior, los mayas desmontaron la construcción y rellenaron la plaza para elevar el nivel de los demás edificios, por lo que «los restos del palacio temprano se preservaron al quedar debajo».
Las construcciones posteriores se edificaron entre los años 250 y 800 d.C. y corresponden a los períodos del Clásico temprano y tardío, cuando este sitio jugó un papel político fundamental.
Según una hipótesis, esta ciudad fue el centro político del que partió el linaje fundador de Bonampak, y estuvo subordinado en distintas etapas a Toniná, importante urbe con la que guarda rasgos similares en algunos elementos arquitectónicos, como la cancha de Juego de Pelota y las grecas que decoran los edificios, indicó el especialista.
Agregó que las investigaciones permitirán profundizar en la interacción e integración política en esta región, «una zona donde varios señoríos estuvieron en pugna y libraron batallas y formaron alianzas».
El arqueólogo explicó también que el trabajo en ese yacimiento han permitido conocer la larga secuencia de ocupación de principios de la era actual hasta el año 1000 d.C, que supone un periodo de «diez siglos reflejados en la arquitectura del lugar».
Detalló que este sitio tiene unas estructuras muy complejas.
«Tiene tres acrópolis y tres plazas principales, disposición que cumple con la cosmovisión maya de cielo, tierra e inframundo».
Martos refirió que la última fase de construcción corresponde a los años 800-850 d.C., «cuando grupos de origen chontal, que utilizaban una cerámica de pasta fina, reocuparon algunos edificios y levantaron otros».
De acuerdo con el plan de restauración de este yacimiento, se prevé que este año se terminen algunos edificios de la Acrópolis norte y algunas en el área oeste; y para el próximo se trabajará en «la consolidación de otra acrópolis donde residía la elite», explicó.