América Latina experimenta uno de los climas económicos más favorables de la última década, aunque esa tendencia positiva debe analizarse con precaución, aseguraron hoy expertos en la divulgación de un informe sobre la región.
«La recuperación (de la crisis económica mundial) está garantizada aunque con cautela: va a producirse de forma lenta y aun así hay que ser cautos», advirtió Lia Valls, coordinadora del Centro de Comercio Exterior del Instituto Brasileño de Economía (IBRE).
Según un estudio publicado hoy por el centro de estudios económicos brasileño Fundación Getulio Vargas (FGV) y el Instituto de Investigación en Economía (Ifo) de la Universidad de Múnich (Alemania), los indicadores económicos trimestrales colocan a Latinoamérica en una fase de «boom» económico.
El Índice de Clima Económico (ICE) de Latinoamérica, promedio entre el Índice de la Situación Actual (ISA) y el Índice de Expectativas (IE), se situó en julio pasado en 6,0 puntos en una escala máxima de 9.
Dentro de la serie histórica, ese valor sólo fue igualado en abril del año 2000 y únicamente superado en octubre de 1997 (6,3 puntos), en un momento de estabilización macroeconómica y reformas de apertura comercial en la zona.
Valls señaló que, después del golpe provocado en las economías mundiales por la crisis global, el ICE cayó a su nivel más bajo en enero de 2009 (2,9 puntos), aunque desde entonces la percepción sobre la economía latinoamericana no ha dejado de crecer.
«Ha sido una recuperación mucho más rápida de lo que imaginaba», señaló la coordinadora del ICE y agregó que, si bien las expectativas de crecimiento para la región han disminuido, el valor del Índice de Expectativas para América Latina ha disminuido «bastante menos» que para el resto del mundo en general.
La valoración de la situación actual en América Latina aumentó de 4,7 a 5,8 puntos, mientras las expectativas disminuyeron ligeramente de 6,4 a 6,2, aunque la mayoría de países muestra valores que apuntan a un trayectoria descendente que comenzó en octubre de 2009 en algunos casos y enero de 2010 en otros.
Valls ha destacado el papel de países como Brasil, que sigue liderando la región a nivel de cifras macroeconómicas; México, el único que mejoró sus expectativas de crecimiento, y Chile, que consiguió el mayor nivel de expectativas (7,8 puntos).
En el caso de Brasil, la especialista advirtió que, si bien su situación actual (8,4 puntos) sólo es superada por Perú (8,6), la mayoría de estudios realizados hasta ahora apuntan a que el producto interior bruto (PIB) de 2011 será menor al de este año, para el cual el Gobierno espera una expansión del 6,5%.
En el otro extremo de la balanza se sitúan Bolivia, Ecuador y Venezuela, cuyos valores de clima económico los colocan en una posición desfavorable (por debajo de los 5 puntos) y sus economías están todas en recesión.
En el caso de Europa, la coordinadora del IBRE destacó que la tendencia económica no siguió el rumbo previsto por la mayoría de analistas, ya que la crisis griega no se extendió por el resto de mercados de ese continente y la situación general ha mejorado.
«No sucedió lo que esperábamos», reconoció Valls, quien no obstante aseguró que la evolución de la economía europea se debe principalmente a la trayectoria positiva de Alemania «que arrastra con ella al resto de países europeos».
Según el informe, el clima económico de Estados Unidos disminuyó (de 5,5 a 5,2 puntos), así como el de Japón (de 4,9 a 4,6), valores que fueron influenciados por un importante descenso en el índice de expectativas.
La economía China rebajó su ICE un punto durante el último trimestre, situándose en 5,0 y entrando en la fase de declive ya que tanto su situación actual como sus expectativas de mejora empeoraron.
A pesar de las tímidas muestras de mejora, los especialistas señalan que el escenario de dudas permanece y que la incertidumbre económica hace que el proceso de recuperación se ralentice.
«Se trata de expectativas frustradas, pero en el buen sentido», concluyó Valls, quien señaló que el escenario internacional no empeoró tanto como los analistas habían previsto y que «si no hay sorpresas negativas, cabe ser optimistas».