En 2008 llegaron a los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) 4,4 millones de inmigrantes, es decir, un 6 por ciento menos que el año anterior, revirtiendo la tendencia de los cinco años anteriores, en los cuales la inmigración aumentó de media un 11 por ciento, según la Perspectiva de Migración Internacional 2010, publicada este lunes por la OCDE.
Además, datos recientes de los distintos Estados sugieren que en 2009 la disminución fue aún mayor. Estos datos reflejan una reducción en la demanda de trabajadores por parte de los países de la OCDE, según esta organización, que señala que los inmigrantes se han visto muy afectados por la falta de empleo, especialmente los jóvenes.
El desempleo entre los hombres inmigrantes, muchos de los cuales trabajaban en sectores muy perjudicados por la crisis económica, como el de la construcción, el hotelero y el de la hostelería, en general aumentó más que el paro entre las mujeres inmigrantes.
Sin embargo, los inmigrantes que decidieron volver a sus países de origen fueron pocos. En algunas naciones de la OCDE se registró un incremento en la tasa de empleo de las mujeres inmigrantes, muchas de las cuales optaron por buscar trabajo porque su pareja se había quedado sin empleo.
PAPEL DE LA INMIGRACION A LARGO PLAZO
«Más allá de los efectos de la crisis a corto plazo, la inmigración seguirá desempeñando un papel vital para las economías de la OCDE a largo plazo debido a la necesidad de más trabajadores para mantener el crecimiento y la prosperidad», afirmó la organización.
Por ello, «los gobiernos de los países de la OCDE deberían esforzarse al máximo para ayudar a los inmigrantes que han perdido sus empleos, garantizándoles los mismos derechos que a los trabajadores nacionales a recibir apoyo mientras estén en paro y ofreciéndoles asistencia en la búsqueda de empleo y formación en idiomas para contribuir a su integración», subrayó.
El secretario general de la OCDE, Angel Gurría, dijo que «es importante recordar que los migrantes son valiosos contribuyentes a la economía nacional, especialmente en los buenos tiempos». «Las actuales dificultades económicas no van a cambiar las tendencias demográficas a largo plazo y no deberían usarse como excusa para restringir demasiado la inmigración. Es importante que las políticas de inmigración tengan una perspectiva a largo plazo», indicó.
Si las tasas de migración actuales no aumentan, la OCDE calcula que la población en edad de trabajar en sus Estados miembros aumentará sólo un 1,9 por ciento durante los próximos diez años. Entre 2000 y 2010, el incremento fue de un 8,6 por ciento.
Asimismo, la OCDE destacó que «una de las claves para que los inmigrantes tengan un trabajo satisfactorio y, en última instancia, consigan su integración, es su naturalización». En opinión de esta organización, «habría que animar a los inmigrantes que tengan derecho a obtener la nacionalidad del país que les acoge a que lo hagan», mientras que los gobiernos «deberían plantearse bajar las barreras que impiden la naturalización, como los límites que impiden la doble nacionalidad y los criterios demasiado estrictos que determinan quién tiene derecho» a ser nacionalizado.
ESPAÑA
En el caso concreto de España, el informe constata que el deterioro de la situación económica provocó un descenso en el número de inmigrantes que llegaron a este país por motivos de trabajo en 2008. No obstante, pese a la crisis económica, la migración con motivo de un trabajo temporal se elevó en un 12 por ciento respecto al año anterior, llegando a casi 92.000 trabajadores.
En 2008, había 300.000 inmigrantes permanentes menos que en 2007, lo que supone una reducción del 50 por ciento, y también aumentó –en un 15 por ciento– el número de inmigrantes que salieron de España, más de la mitad de los cuales eran de la Unión Europea. La mayoría de los extranjeros que llegaron a España en 2008 eran rumanos, seguidos de los marroquíes, los ecuatorianos y los colombianos.
El estudio también destaca que la situación laboral de los inmigrantes en España «empeoró significativamente a medida que la recesión se hacía más profunda». Así, precisa que los inmigrantes que consiguieron un empleo en 2009 fueron 120.000, la mitad que en 2008.
Aunque el número de trabajadores extranjeros que tenían trabajo y cotizaban a la Seguridad Social llegó a un máximo a mediados de 2008 –2,1 millones–, en enero de 2010 cayó a 1,8 millones, pese a que la cifra de inmigrantes se había incrementado notablemente. Además, la tasa de paro aumentó entre los extranjeros: en el último trimestre de 2008 alcanzó un 21,3 por ciento, y subió al 29,7 por ciento en 2009.
POCOS SOLICITANTES DE ASILO
Por otro lado, la OCDE llamó la atención sobre el hecho de que «España sigue teniendo pocos solicitantes de asilo en relación con su población y si se compara con otros países» miembros, y que pocos de esos solicitantes acaban siendo reconocidos como refugiados legítimos. En 2008, el número de solicitudes se redujo en casi un 40 por ciento respecto al año anterior, situándose en 4.517. La mayoría de las personas que pidieron asilo eran de Colombia, Nigeria y Costa de Marfil.
Los nacidos fuera de España representaban en 2008 el 14,1 por ciento de la población del país, mientras que en 2000 eran sólo el 4,9 por ciento. El informe señala que éste es el aumento más rápido de la población nacida en el extranjero durante un periodo de tiempo tan corto registrado en ningún país de la OCDE desde la Segunda Guerra Mundial y que Alemania es el único país europeo que cuenta con más inmigrantes que España.
Por último, el estudio pone de manifiesto que no ha habido muchas personas que se hayan acogido al programa de retorno voluntario del que se pueden beneficiar desde 2008 los inmigrantes desempleados, ya que de las 136.000 personas que en junio de 2009 tenían derecho a hacerlo, hasta noviembre de 2009 sólo lo habían solicitado 10.000.