Unos 750 efectivos pertenecientes a la Brigada de Operaciones Especiales de la Policía (BOPE) han realizado una redada en la favela de Morro da Mangueira, ubicada en el norte de Río de Janeiro, como parte de la estrategia de seguridad para expulsar a los narcotraficantes de este estado brasileño.
Este despliegue, cuyo coste aproximado supera el millón de reales (439.638 euros), ha contado con el apoyo logístico de 14 blindados, cuatro helicópteros, varios camiones, remolques y motocicletas, con los que se ha conseguido detener a tres personas –entre ellas dos menores–, decomisar 32 vehículos y 300 dosis de marihuana.
El secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, ha destacado que la operación ha concluido de forma exitosa sin que haya sido necesario realizar un solo disparo, algo que no ocurría desde hacía años.
«Antes, difícilmente las instituciones policiales entraban en un área de este tipo sin disparar. Hoy hemos conseguido eso. Una vez más, la Policía ha devuelto el territorio a sus verdaderos dueños, una vez más ha abierto una ventana de oportunidades para consolidar la seguridad pública», ha dicho.
Además, ha defendido la estrategia seguida por las fuerzas de seguridad, que avisaron a los vecinos un día antes del operativo para que pudieran resguardarse. Aunque Beltrame ha admitido que ello ha permitido la huida de los narcotraficantes, ha indicado que las tareas de Inteligencia permitirán localizarles.
«La salida de esas personas (los narcotraficantes) hacia otros lugares les hace más vulnerables porque su espacio de actuación es muy reducido y han salido del área que dominaban. Ahora la Policía va detrás, ya hay investigaciones sobre su paradero», ha aclarado, en declaraciones recogidas por Agencia de Brasil.
Al final del operativo, que ha comprendido también los barrios aledaños de Morro dos Telégrafos, Candelária e Tuiuti, los agentes han colocado una bandera nacional en el cerro de Caixa D’água, en señal de victoria.
MIEDO A LOS ‘NARCOS’
Por su parte, los vecinos de esta favela han expresado su temor a que los narcotraficantes regresen y tomen represalias contra la población, aunque han admitido que la actuación policial les proporcionará mayor tranquilidad al menos durante unos días.
Una ama de casa de 67 años de edad, que ha preferido permanecer en el anonimato, se ha confesado atemorizada. Mientras, otra vecina, también sin identificar, ha expresado su confianza en que estos operativos traerán «días mejores», después de ver «cosas horribles».