El criminólogo vallisoletano Aitor Curiel, invitado por el FBI para formar a agentes de policía latinoamericanos

El doctor en Medicina Legal y Forense, criminólogo y profesor de la Universidad Camilo José Cela de Madrid, el vallisoletano Aitor Curiel López de Arcaute, ha sido invitado por el Buró Federal de Investigación (FBI) para participar en un curso de formación destinado a representantes de distintos cuerpos policiales de Latinoamérica.

El experto, director del Laboratorio de Criminalística y del Area de Biomédica de la Camilo José Cela, viajará este lunes hasta el Estado de Virginia con el fin de intervenir hoy como ponente en un curso que será impartido en la propia Escuela del FBI en la localidad nortemaricana de Quántico, y donde se darán cita policías de dieciséis países latinoamericanos, quienes tendrán la oportunidad de confrontar métodos de trabajo, criterios, protocolos de actuación y de exponer las luces y sombras de algunos de los casos más importantes.

En concreto, Aitor Curiel ha sido seleccionado, junto con otros docentes del FBI y de otros países, para formar a los asistentes del curso en materia de Genética y Criminalística Forense, donde, entre otras cuestiones, aprovechará para presentar los resultados de su trabajo relacionado con el otograma o huella de oreja y su validez científica y jurídica como método de identificación en la investigación criminalística.

El invitado, en declaraciones a Europa Press, ha expresado su satisfacción tras haber sido elegido entre los ponentes porque ello, como así ha incidido, supone un «espaldarazo para lo que se está haciendo en España sobre Criminología y contribuye a que este país se convierta en exportador de docentes y ciencia en la materia».

El ponente vallisoletano, que fue profesor de la Universidad de Valladolid por espacio de cuatro años y de la Universidad Europea Miguel de Cervantes durante otros tres, fue distinguido por el Instituto Vasco de Criminología con el ‘Premio Jean Pinatel’ de Investigación, en su edición de 2009, por su trabajo sobre validez científica de la huella de oreja como método para el esclarecimiento de robos por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a idéntico nivel que la conseguida con las huellas dactilares, la odontología forense y la balística identificativa.

En él, Aitor Curiel realizó un estudio sobre dieciséis parejas de gemelos monocigóticos y comprobó las diferencias existentes entre sus huellas de oreja, incluso entre la izquierda y derecha de cada sujeto. Al empezarse a utilizar esta técnica en España desde el punto de vista empírico, con una primera identificación obtenida en Santander en el año 2000 por el investigador Guillermo Rosenwarne, el objetivo que se propuse el investigador vallisoletano fue realizar una fundamentación sobre la validez de la misma desde el punto de vista científico.

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