La elección de Rubén Ballesteros como nuevo presidente de la Corte Suprema de Chile provocó quejas y temores por parte de grupos defensores de los derechos humanos que acusan al juez de haber estado ligado a la figura de Augusto Pinochet.
Ballesteros estará a la cabeza del máximo tribunal entre 2012 y 2014 luego de ganar la elección con 12 votos de los 18 integrantes del pleno.
Pero su historia como magistrado durante el régimen militar (1973-1990) genera resquemores en un sector de la sociedad.
Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), señaló a BBC Mundo que el juez integró consejos de guerra entre 1973 y 1976, y que tradicionalmente ha fallado en contra de los defensores de derechos humanos.
«Es una persona vinculada a crímenes de lesa humanidad la que hoy día preside la Corte Suprema y, sin duda, esto puede significar un enorme retroceso en el avance de las causas de derechos humanos (…) nosotros ya habíamos cuestionado la aplicación de figuras jurídicas que favorecen la impunidad», declaró.
Similar es la postura del abogado de derechos humanos Juan Subercaseaux, quien desde que Rubén Ballesteros postulaba al cargo se manifestó en su contra, al considerar que al menos en seis ocasiones tuvo fallos favorables al fallecido general mientras integraba la Corte de Apelaciones.
«Él siempre se opuso a que se desaforara a Pinochet por su responsabilidad en diversos casos. Para la cultura moderna de Occidente y para el derecho internacional y mundial es fundamental todo lo que tiene que ver con los derechos humanos. Entonces queda en un muy mal pie el nombre de Chile con este nombramiento», le dijo a BBC Mundo.
Ejemplo de independencia
Tras la elección del abogado de 72 años, el ministro de Justicia, Teodoro Ribera, aseguró que «se trata de un juez con una dilatada trayectoria en el Poder Judicial», y destacó que «reúne todas las capacidades profesionales y personales para asumir la presidencia de la Corte Suprema por los próximos dos años».
La AFDD acusa a Ballesteros de modificar en 2007 condenas contra exmilitares que, aunque inicialmente estaban acusados de secuestros permanentes, fueron juzgados por homicidio calificado, lo que permitió aplicar la prescripción en los casos.
Sin embargo, desde el sector afín al gobierno de Sebastián Piñera defienden el nombramiento del juez y resaltan su independencia, como le manifestó a BBC Mundo el abogado, exsenador y exembajador en Argentina, Miguel Otero.
«Lo conozco, he visto fallos de él y me parece que son muy buenos y personalmente no tengo nada que criticarle como abogado. Es uno de los muy buenos ministros que tiene la Corte Suprema y ojalá que sea un ejemplo para que los demás jueces puedan actuar con independencia absoluta respecto de lo que pueda vociferar una minoría fuera de la Corte», señaló.
El exsenador aseguró que las críticas en su contra vienen de sectores que creen «que los derechos humanos existen para ellos y no para otras personas», y enfatizó que durante su historia como magistrado. A su juicio, Ballesteros demostró que «es inmune a las presiones externas de carácter populista, él falla como juez y eso es lo importante».
«Víctima de las circunstancias»
Tras ser escogido como nuevo presidente de la Corte Suprema, Rubén Ballesteros respondió a los cuestionamientos en su contra y defendió el rol del Poder Judicial durante el régimen de Pinochet, afirmando que se actuó de acuerdo al contexto.
«El hombre es víctima de sus circunstancias y en la época que ustedes señalan, los jueces vivían en otro sistema, no vivían como ahora en un sistema democrático. En todas las naciones que han tenido situaciones como las que vivió el país, la judicatura tuvo los mismos problemas», afirmó.
Respecto de su actuación en los consejos de guerra implementados por los militares, el abogado Otero aseguró que no hay responsabilidad, ya que «él estaba cumpliendo una obligación que le imponía la ley y no tenía ninguna libertad para decir que no».
Según el registro judicial, Ballesteros votó en 110 ocasiones por la prescripción de las causas de militares de condenados por violaciones a los derechos humanos, lo que, a juicio de la AFDD, lo inhabilita al menos moralmente para presidir el máximo tribunal chileno.
«Queremos recordar que hace unos seis años la Corte Suprema intentó terminar con las causas de derechos humanos vía resoluciones administrativas, investigaciones por seis meses y luego hacerlas desaparecer. ¿Quién nos dice que ahora Rubén Ballesteros no va a impulsar iniciativas de este tipo?», cuestionó Lorena Pizarro.