Las familias de los 359 presos que murieron en el incendio declarado el pasado miércoles en la cárcel de Comayagua, en el centro de Honduras, irrumpieron este 20 de febrero de 2012 en la morgue de Tegucigalpa para exigir que les entreguen los cadáveres de sus parientes.
Según el diario «El Heraldo», los familiares de las víctimas se abalanzaron sobre el cordón de seguridad formado por policías y militares para impedir la entrada a la morgue, algo que al final no pudieron evitar.
Una vez dentro de las instalaciones, los familiares intentaron abrir las bolsas que guardaban los cadáveres para localizar a sus parientes y llevárselos, aunque las fuerzas de seguridad se lo impidieron.
Llantos y desmayos
Tras su fracaso, exigieron entre llantos a las autoridades hondureñas que agilizasen la identificación de los cadáveres, aunque éstas ya habían advertido de que el proceso sería lento, debido al estado en el que quedaron algunos cuerpos.
Algunos familiares se desmayaron debido la impresión que les causó ver los cadáveres amontonados, por lo que tuvo que intervenir el personal de Cruz Roja.
La Fiscalía, por otro lado, ha concluido que el incendio en la cárcel de Comayagua fue causado accidentalmente por los propios reos y no intencionado como se habría especulado en un primer momento.
La jefe de fiscales del Ministerio Público, Danelia Ferrera, informó a Reuters de que «lo que se sospecha es que alguien estaba fumando o tenía encendida una vela y dio inicio al incendio».
La Fiscalía de Derechos Humanos, por otra parte, ha comenzado a investigar la supuesta fuga de al menos cuatro reclusos durante el incendio, pese a que en un principio las autoridades penitenciarias habían descartado la posibilidad de que los reos aprovecharan la crisis para escapar.