El acuerdo en el Senado supone la más ambiciosa remodelación del modelo migratorio pero requiere arriesgadas decisiones
Once millones de sueños podrían hacerse realidad si prospera la reforma migratoria que este martes presenta Barack Obama.
Tras consensuar con un grupo de ocho senadores (cuatro demócratas y cuatro republicanos) las líneas maestras, el presidente de EEUU se dispone a emprender la que puede ser una de las medidas más importantes de su presidencia.
El acuerdo entre los ocho senadores, que allana el camino hacia el imprescindible y más amplio pacto parlamentario entre los dos partidos del país, incluye duras condiciones para los que quieran regularizar su situación.
Entre ellas está demostrar un período de estancia prolongado en el país, conocer la historia y el idioma del país y pagar los impuestos durante el tiempo que se haya regularizado en el país.
Con todo, la reforma podría alcanzar hasta a 11 millones de personas en lo que sería el cambio de modelo migratorio más profundo desde el presidente Ronald Reagan.
La comunidad latina en el país, muy numerosa y de diversa procedencia, sería sin duda la más beneficiada. Se calcula que al menos unos 50 millones de personas hablan español en EEUU.
En las últimas elecciones presidenciales, celebradas en noviembre, fueron por primera vez el 10% del electorado y un 70% votaron por el candidato demócrata.
El presidente Obama, que había prometido esta reforma para su primer mandato, podría así cumplir su compromiso con un colectivo particularmente atractivo para su partido.
El discurso que este martes dará en Las Vegas será el punto de partida para la negociación con los republicanos, también muy interesados en recuperar su prestigio entre los latinos.
BUENA VALORACIÓN DE LA COMUNIDAD HISPANA
La Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (Nalacc, por sus siglas en inglés) calificó de «sabio, compasivo y visionario» el acuerdo bipartidista para una reforma migratoria logrado por los senadores.
Esta alianza inmigrante consideró que este acuerdo marcaría la posibilidad de lograr los cambios necesarios en un sistema migratorio «obsoleto y profundamente roto».
«Felicitamos al grupo de senadores de ambos partidos por sus esfuerzos para llegar a un proyecto de ley sabio, compasivo y visionario», declaró Angela Sanbrano, presidente de la junta directiva de Nalacc, en un comunicado.
El principio de acuerdo fue alcanzado por los senadores republicanos Marco Rubio (Florida), John McCain y Jeff Flake (Arizona) y Lindsey Graham (Carolina del Sur) y los demócratas Robert Menéndez (Nueva Jersey), Charles Schumer (Nueva York), Dick Durbin (Illinois) y Michael Bennet (Colorado).
En opinión de Sanbrano, este acuerdo abarca «varias de las áreas de nuestra ley actual que deben ser reformadas de inmediato» y supone un reconocimiento a la aportación de la comunidad latina que debe llevar a dejar atrás el punitivo» marco legal que ha caracterizado la política migratoria de EEUU «por lo menos desde 1990».
Nalacc señaló que «los inmigrantes de México y los países centroamericanos constituyen la gran mayoría de las personas que están en proceso de detención y posterior deportación a un ritmo de más de 1.100 personas al día».
En su opinión, la «gran mayoría» de los que están siendo deportados no han cometido «ninguna violación grave de la ley, salvo que residen en el país sin un visado».