Tamayo pidió chuletas de cerdo, arroz, vegetales verdes, café y té, en lo que pudo haber sido su última cena
El estado de Texas ha ejecutado este miércoles, 22 de enero de 2014, por la noche, en torno a las 21.32 hora local (a las 4.32 hora peninsular), al ciudadano mexicano Edgar Tamayo, de 46 años, condenado a la pena capital en 1994 por el asesinato de un policía de Houston.
La ejecución, programada para las 18.00 horas fue paralizada durante unas horas a instancias de las autoridades de Texas.
Sin embargo, la Corte Suprema de Estados Unidos rechazó la propuesta de posponer la ejecución del ciudadano mexicano.
«El aplazamiento es denegado», dictaba la orden.
Por petición propia del reo, ninguno de sus familiares ha estado presente durante la ejecución. El padre, Héctor Tamayo, insistió durante los últimos días en la inocencia de su hijo y aseguró que su familia está rezando por él.
Edgar Tamayo, de 46 años, fue condenado a muerte por el asesinato de un policía en 1994.
Según la reconstrucción de los hechos, Tamayo había sido detenido y mientras estaba esposado en el coche de policía sacó una pistola –que no le habrían detectado– y disparó tres veces al agente, que falleció en el acto.
Tamayo abrió de una patada la ventana y escapó, aunque fue interceptado cerca del lugar de los hechos.
El Gobierno mexicano dijo el pasado domingo que de concretarse la ejecución, Estados Unidos violaría una resolución emitida en el 2004 por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que obligó a revisar la sentencia de 51 presos mexicanos condenados a muerte.
Tres de ellos, contando este último caso, ya han sido ejecutados.
Por su parte, los abogados de Edgar Tamayo Arias presentaron este martes ante una corte federal en Austin argumentos orales para sustentar su petición de revisar la clemencia de su cliente, en un «último esfuerzo» que ha resultado ser en vano.
«VEINTE AÑOS HAN SIDO MUCHOS, ESTOY LISTO»
Según recoge el diario mexicano ‘El Universal’, personal del Departamento de Justicia Criminal de Texas, que ha tenido contacto con el preso, han asegurado que se encuentra tranquilo y que dijo:
«Veinte años han sido muchos, estoy listo».
Una versión que también ha sido confirmada por su propio padre.
«Él está tranquilo, no está llorando ni nada, nos dice también a su mamá y a mí que seamos fuertes, que solamente Dios puede decir la última palabra», aseguró el padre del condenado a muerte, que es consciente de que el caso ha llamado la atención a nivel mundial, al reconocer que ha recibido cartas de apoyo procedentes de, al menos, 67 países.
El portavoz del Departamento de Justicia Criminal de Texas, Jason Clark, ha dado a conocer el último menú que pidió el preso antes de la ejecución.
«Tamayo pidió chuletas de cerdo, arroz, vegetales verdes, café y té, en lo que pudo haber sido su última cena», concluyó Clark.
Tamayo había sido trasladado este miércoles a la Unidad Carcelaria Walls, en Huntsville, donde se ubica la llamada cámara de la muerte de Texas, tras pasar cerca de veinte años encarcelado en la Unidad Polunsky, a unos 65 kilómetros de distancia.
PRESIÓN DE MÉXICO
El Ejecutivo de Enrique Peña Nieto dijo que hasta el momento «había hecho uso de todos los recursos políticos, legales y administrativos disponibles para evitar la ejecución de este connacional», en coordinación con sus abogados.
Entre las acciones legales más recientes se encuentran la presentación de un recurso judicial fundado en las determinaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que el 18 de enero de 2012 otorgó medidas cautelares ordenando la suspensión de la ejecución.
De igual manera, el pasado 14 de enero se presentó una demanda federal en Austin, solicitando que el gobernador, Rick Perry, y la Junta de Perdones y Libertad Condicional (BPP) de Texas se abstengan de proceder con la ejecución.
Las acciones políticas incluyen cartas enviadas por el ministro de Exteriores, José Antonio Meade; el embajador de México en Estados Unidos, Eduardo Medina Mora; el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plasencia; y diversos legisladores a Perry y a la BBP solicitando la suspensión de la ejecución.
En el plano internacional, la CIJ, Naciones Unidas, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH), el Consejo de Europa y varias ONG dirigieron misivas apelando igualmente a la autoridades de Texas para suspender la ejecución de Tamayo.
Por último, reiteró que se opone a la pena de muerte y está decidido a emplear los recursos necesarios para la protección de los nacionales en peligro de recibir dicha condena.
Para lo cual en el año 2000 creó un programa gubernamental con el que, hasta ahora, habría logrado «evitar o revertir la pena capital en 868 casos.