Arabia Saudí es una de las dictaduras más férreas que existen en el mundo pese a ser el gran aliado de Estados Unidos y gran parte de Occidente en la zona.
Su petróleo y su ostentosa familia real son vistas con buenos ojos mientras se silencia la flagrante vulneración de derechos humanos que sufren los que allí residen.
El régimen saudí bebe del wahabismo, la interpretación más radical del islam, donde la sharia es la ley del país. Cualquier vestigio de libertad religiosa es una quimera. Incluso los musulmanes que no profesan esta corriente son perseguidos en el país.
Nada bueno se puede decir, por tanto, de los cristianos que viven en el país.
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Cualquier cristiano que habite en Arabia Saudí debe vivir su fe de manera secreta e individual puesto que está prohibida cualquier manifestación religiosa pública que no sea el Islam.
Pero la persecución religiosa en el país va más allá de lo imaginable. Un auténtico estado de excepción.
Mientras la familia real saudí financia la construcción de mezquitas por todo Occidente, en su país no existen ni iglesias ni sinagogas. Todo lo que haya debe ser de manera clandestina y para ello tienen una policía religiosa formada por más de 5.000 hombres.
Legislación para extranjeros inmigrantes en Arabía Saudí y Emiratos Arabes:
- 1. No habrá programas de lenguas extranjeras en las escuelas.
- 2. Todos los anuncios del gobierno y las elecciones se desarrollaran en lengua nacional.
- 3. Todas las cuestiones administrativas tendrán lugar en nuestra lengua.
- 4. Los extranjeros no serán una carga para los contribuyentes. No tendrán seguridad social, ni indemnización para comidas, no tendrán asistencia sanitaria, ninguna otra ventaja pública le será acordada. Cualquier abuso provocará su expulsión.
- 5. Los extranjeros podrán invertir en este país, pero el importe mínimo tendrá que ser igual a 40.000 veces el salario mínimo.
- 6. Si los extranjeros compran bienes inmuebles, sus posibilidades están limitadas. Ciertos terrenos, en particular bienes inmuebles que tengan acceso al agua corriente, serán reservados para los ciudadanos nacidos aquí.
- 7. Los extranjeros no pueden protestar en nuestro país. Ningún tipo de manifestación, ninguna utilización de una bandera extranjera, ninguna organización política. Ninguna calumnia dirigida hacia nuestro país, el gobierno y su política. Toda violación conducirá a la expulsión.
- 8. Si alguien penetra a este país ilegalmente, será acosado sin piedad. Detenido, y retenido hasta que sea expulsado. Todos sus bienes será, confiscados.