Estado Islámico ha dado a conocer en multitud de ocasiones los castigos previstos en el Califato para los acusados de ser homosexuales.
En la mayoría de los países donde el islam es mayoritario se considera un delito penado con la cárcel y en algunos, como Arabia Saudí, Sudán o Yemen, puede ser castigada con la pena capital.
Pero los yihadistas han ido más allá con cuatro formas de castigo: desde quemar al condenado hasta arrojarlo desde lo alto de una torre, degollarlo con cuchillo o la lapidación.
«AVENTURA HOMOSEXUAL»
Pero Estado Islámico cruza el umbral del horror una vez más como parte de su propaganda. Militantes de EI volvieron a aparecer, en Homs, en la ejecución de dos hombres a los que acusaron de «tener una aventura homosexual». Pero en esta ocasión lo hacían abrazándoles.
Les abrazan para demostrar que al matar a los acusados, están allanando el camino para que Dios les perdone sus pecados, según cuenta para «The Independent» Abu Mohammed Hussam, un activista sirio del grupo «Raqa está siendo masacrada en silencio».
El activista explica que Estado Islámico utiliza el abrazo para excusarse, para mostrar ante los habitantes del Califato que la organización no tiene la culpa de las muertes, que luego Dios les perdonará.
Multitud de sirios se reúnen en las plazas del Califato para ver a los hombres acusados de ser homosexuales siendo apedreados hasta la muerte. La persecución de este colectivo se ha convertido en un sello distintivo de la brutalidad inquebrantable de Estado Islámico.