La millonaria empresaria Gigi Jordan, conocida en los círculos más exclusivos de la sociedad neoyorquina, ha sido condenada a 18 años de cárcel por envenenar a su hijo autista de 8 años en la habitación de un hotel de lujo de Manhattan en 2010.
Jordan, de 54 años, ya fue declarada culpable en noviembre de homicidio en primer grado, después de que se considerase probado que administró una sobredosis de medicamentos a su hijo.
Sus abogados alegaron que lo hizo de buena fe, para impedir que el niño fuese víctima de los abusos de su padre biológico, pero la Fiscalía consideró que se trataba de una historia inventada.
El juez Charles Salomon ha dictado para ella 18 años de cárcel, cercana a los 25 años de pena máxima que contemplan las leyes de Nueva York para un delito de estas características. Solomon ha dicho no «entender» a la acusada y ha echado en falta «arrepentimiento» por su parte.
En una declaración leída ante la corte, Jordan pidió clemencia y alegó que había actuado en interés de su hijo, que «vivió y murió con una agonía increíble». «Quiero a Jude más que a nada en el mundo», declaró esta antigua directiva farmacéutica.
PLANIFICADO
La Fiscalía, por su parte, argumentó que Jordan planificó la muerte de su hijo después de recorrer todo el país intentando encontrar una cura para su autismo.
Según el Ministerio Público, la mujer acabó con la vida del niño porque no podía aceptar su discapacidad.
Tras la sentencia, el abogado de Jordan, Norman Siegel, ha mostrado su decepción y ha anunciado que presentarán un recurso.