"Enseñamos a la gente a no matar gente, mantando gente. Eso básicamente me convierte en un asesino"

Confesiones de un verdugo de EEUU: «Veo a un asesino en serie cuando me miro al espejo»

"Yo no tenía una opinión formada sobre la pena de muente antes de entrar en esto. Al menos no más que el resto de la gente"

Confesiones de un verdugo de EEUU: "Veo a un asesino en serie cuando me miro al espejo"
Sala de ejecuciones captura

«No puedo imaginarme el dolor y la angustia que sufres cuando alguien asesina a un ser querido. Le pido mis más sinceras disculpas a la familia y amigos de Amanda Morton por mis acciones. Espero que mi ejecución les traiga un poco de paz».

Este es un extracto de la durísima carta de disculpas que el condenado a muerte, David Zink, ejecutado este miércoles 15 de julio de 2015 en Missouri le dedicó a la familia de su víctima.

Zink aprovecha la misiva para denunciar las injusticias del sistema judicial americano y remarca la falta de moralidad de la pena capital que condena no solo al propio reo si no también a su familia y amigos.

Ríos de tinta han corrido sobre este tipo de casos que han acabado con la vida de miles de prisioneros estadounidenses, pero rara vez se pone el acento sobre aquellos que ejecutan la condena, los verdugos.

«Enseñamos a la gente a no matar gente, matando gente. Eso básicamente me convierte en un asesino»,

estas son algunas de las declaraciones de ex-verdugos de Estados Unidos que aparecen en la película ‘Sin Indulto’ (There will be no stay). El documental de Patty Dillons aborda la dura historia de Terry Bracey y Craig Baxley, dos ejecutores retirados que sufren problemas psicológicos tras su paso por las prisiones de EEUU.

«Creo que cuando alguien mata gente es un asesino en serie. Yo también veo a un asesino en serie cada vez que me miro al espejo, hay veces que eso se convierte en insoportable»

cuenta Brayce en una de sus intervenciones.

Se autoconsideran asesinos y de hecho en algunos estados del país donde se ejecutan prisioneros la palabra «homicidio» aparece en los certificados de defunción de los condenados.

«NO ESTABA PREPARADO»

Hablando de su primera ejecución, el verdugo constató mientras sujetaba la jeringuilla y presionaba el émbolo que «no estaba preparado para eso».

Craig asegura que desde esa primera vez se sintió diferente y que su vida ha cambiado por completo. A pesar de haber abandonado ese trabajo en 2008, ambos funcionarios se sienten solos e incomprendidos: «no tenemos a nadie con quien hablar».

Además, les asuela una sensación de desamparo por parte de la propia administración quien, según ellos mismo, nuca les dieron el entrenamiento ni los conocimientos necesarios para realizar tan delicada tarea.

«He matado a 11 personas por imposición de la sociedad», cuenta Tylor.

«Yo no tenía una opinión formada sobre la pena de muerte antes de entrar en esto. Al menos no más que el resto de la gente».

La película, aún sin finalizar, no tiene fecha de lanzamiento ya que aún tratan de recaudar el dinero suficiente para terminarla mediante una campaña de croudfounding. Aunque el trailer del documental ya está disponible.

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