A veces, en Siria, es preferible morir en el campo de batalla luchando contra los locos militantes del Daesh, antes que caer en sus manos.
Ejemplos tenemos muchos. Las decapitaciones ya son de por sí atroces, aunque hay ocasiones en que los verdugos yhadistas se ensañan con sus prisioneros de una manera atroz, lo que da una idea de su calaña.
En las últimas horas, el EI ha subido a las redes un vídeo donde se puede apreciar en toda su crudeza lo expuesto.
El desventurado es en esta ocasión un joven soldado sirio que, tras la consabida batalla, es capturado.
Encabezados por un emir, -uno de los jefazos de lo que ellos llama una santa cruzada en nombre de Alá-, le someten a una cruel tortura.
Así, tras darle de tajos en el cuello, le cortan ambas orejas a cuchillo, mientras el mentado le pregunta con un eco de risas:
«¿Puedes oírme? Porque si no puedes también puedo cortarte la polla».
Al final le dejan sobre la arena del desierto, desangrándose en una lenta agonía.