Las terribles escenas han sido grabadas en el interior de la cárcel Roumieh, en Beirut.
Más del 60% de los presos en el Líbano están en régimen de prisión preventiva. A la espera de un juicio «que puede retrasarse hasta dos o tres años en determinadas Cámaras Correccionales», según Ziad Achour, abogado para la Association justice et miséricorde (AJEM), los presos se pudren, literalmente, como en la que nos ocupa.
Construida en los años 1960 para acoger a 1.050 detenidos, actualmente tiene una población de 3.151. presos, que son torturados continuamente por sádicos guardianes que, entre otros métodos, les pegan con tubos de plástico.