El DAESH vuelve así a hacer de las suyas dejando el nuevo testimonio de unas atroces imágenes, donde los obligados protagonistas son seis iraquíes que, según afirman, se habían infiltrado en las filas de la organización terrorista dentro de la fortaleza de Faluya, -en la provincia de Anbar-, para facilitar información al gobierno de Irak.
Y para rizar el rizo decapitan a uno de ellos, llamado Mohamed Mahmoud Dayih, con un alambre explosivo atado al cuello, tras ser acusado de pasar datos sobre los combatientes heridos del ISIS. El infortunado trabajaba como enfermero en el Hospital General de Faluya, desde donde al parecer mandaba información al Ministerio del Interior iraquí.
En concreto, el Estado Islámico aseguró que entregó información sobre el personal médico que trabaja para ISIS en el hospital, que tomó fotos de ellos y pasó datos sobre los yihadistas muertos y heridos.
En la segunda tanda dos policías, detenidos cuando trataban de salir de Faluya para transmitir información acerca de los terroristas al Ejército iraquí, son asesinados de sendos tiros en la nuca.
Fueron juzgados por crímenes de apostasía.
La sexta víctima es nombrada como Sam Faisal Sowaidan, de quien se asegura que se trata de un policía iraquí infiltrado que había estado espiando a los terroristas con el objetivo de entregar información al Ministerio del Interior del país.
En este caso, ISIS lo acusa de entregar «nombres y lugares de residencia de los muyahidines», es decir, de quienes mueren por la causa de Alá. Los yihadistas lo ejecutan cortándole la cabeza con un cuchillo antes de mostrar sus restos de sangre.
