Cuando el ataque viene a través de la red, ¿cómo se halla al culpable?

¿Por qué es tan difícil rastrear quién está detrás del virus WannaCry?

El código del virus ha sido escrito desde un principio con la intención de ocultar cualquier dato del autor, como el país o el idioma

¿Por qué es tan difícil rastrear quién está detrás del virus WannaCry?

Cuando hay un robo en casa, la policía científica puede hallar al ladrón a partir de huellas, rastros de ADN y otros elementos aparentemente intrascendentes como la disposición de los muebles tras el asalto. Pero cuando el ataque viene a través de la red, ¿cómo se halla al culpable?

El ransomware (virus que retiene el acceso a archivos hasta el pago de un rescate) WannaCry ha secuestrado desde el pasado viernes computadoras en 150 países de compañías como la española Telefónica, el sistema de ferrocarriles alemán, la institución pública de salud de Reino Unido o el gigante de mensajería estadounidense FedEx.

 

Europol ya estima en 200.000 el número de víctimas y, pese a haber sido parcialmente contenido por un joven británico un día después, este lunes se esperaba que el ataque se reanudara con más fuerza.

Pero, ¿quién está detrás de este virus y por qué es tan difícil rastrearlo?

Tres factores

El director de ciberseguridad del centro tecnológico español Eurecat, Gonzalo Asensio, le explica a BBC Mundo que hallar al responsable será complicado debido a tres factores.

El primero, es que el código del virus ha sido escrito desde un principio con la intención de ocultar cualquier dato del autor, como el país o el idioma.

El segundo, dice, radica en la estrategia usada para propagar el malware: correos electrónicos diseñados para parecer auténticos en cada área afectada pero que, en realidad, proceden de cuentas anónimas.

Por último, el rescate económico: el atacante promete devolver el control de la máquina a cambio de una suma de dinero que se debe pagar en bitcoins, una moneda virtual que garantiza el anonimato.
«Si coges un billete de 50 euros y lo guardas en un sitio, es fácil rastrearlo», asegura Asensio.

«Pero si lo divides en cientos de cachitos y guardas cada trocito en una ubicación distinta, es muy difícil saber quién está detrás. Bitcoin no trabaja con entidades financieras y, cuando quieres usar el dinero, es capaz de juntar estos pedacitos».

«Bitcoin es un sistema descentralizado, no es algo estático. Es un conjunto de ordenadores repartidos por todo el mundo procesando su información», detalla.

«Por eso lo utilizan los delincuentes para tráfico de armas o de drogas. Porque no hay una cuenta asociada a un nombre y un apellido, sino que tú tienes una cartera de bitcoins con un código para cuando quieras usarla», detalla.

La profesora y experta en temas de criptografía, seguridad y comunicaciones de la Universidad Pompeu Fabra, Vanesa Daza, coincide en que el empleo de bitcoins es clave.

«El ransomware existe desde los 80, pero estaba en desuso porque no habían monedas que permitieran no ser rastreados», le explica a BBC Mundo.
«Desde que apareció bitcoin, este tipo de ataques se ha disparado».

La atención mediática, una desventaja

A esto se suma una dificultad específica de WannaCry: la atención mediática.

La prensa lleva días pendiente de cómo se está desarrollando esta crisis y se hace eco de cada nuevo elemento del que tiene conocimiento. Algo que para Asensio puede resultar contraproducente.

Por ejemplo, la noticia de que un joven británico que se hace llamar MalwareTech encontró por accidente una forma de contener parte del virus corrió como la pólvora pocas horas después de que sucediera.

Los medios de comunicación explicaron su solución con detalle: compró el dominio o dirección de Internet que el software maligno usaba para esparcirse.

«Todo lo que vamos descubriendo se va haciendo público y los creadores de este malware pueden decir: ‘¡Ah!, ¿o sea que yo tengo un dominio que se me ha escapado? Vale, pues modifico el código», sostiene el experto.

La colectividad de la red añade otro riesgo: que otros hackers intenten unirse al ataque.

«Dar tantos datos puede estar haciendo que gente que no esté al tanto de esta actividad ahora sepa que existe y quiera intentar intervenir. Pero al menos sirve para concienciar a las personas sobre la importancia de protegerse», añade Daza.
El investigador de la firma de ciberseguridad AlienVault, Chris Doman, aseguró al portal International Business Times que «alguien, que probablemente no sea el atacante original, hizo un cambio muy pequeño al malware para que se conecte a un dominio diferente, lo que ha permitido que se propague de nuevo».

El fundador de la empresa Comae Technologies, Matt Suiche, afirmó a este mismo medio de comunicación que encontró una variante que usaba otro dominio y que, con el método de MalwareTech, consiguió pararlo. Pero advirtió que otra compañía había detectado una versión en la que no era posible utilizar esta táctica.

¿Quién está detrás de WannaCry?

Pese a las dificultades, las autoridades de distintos países han conseguido en el pasado identificar y arrestar a ciberdelincuentes que han llevado a cabo ataques parecidos.

Los casos más recientes son los de dos ciudadanos rusos detenidos este año en Barcelona.

A uno de ellos, Pyotr Levashov, el FBI lo buscaba desde 2006. Está acusado de utilizar un robot informático con el que supuestamente era capaz de enviar cuatro billones de mensajes diarios con el fin de infectar computadoras con ransomware.

Al otro, Stanislav Lísov, se le acusa de cometer estafas bancarias.

«En China, Rusia, Ucrania, países del Este [de Europa], este tipo de delitos suele tener un mayor auge por varios motivos. Primero, porque la ley allí no penaliza los ciberdelitos como lo hace con los tradicionales», afirma Asensio.

«Además, hay gente con pocos recursos, pero muy lista y eso ha hecho que haya bastantes grupos de ciberdelincuentes que operen como una empresa normal, pero de manera no legítima».
Las autoridades europeas cooperan entre sí a la hora de resolver estos crímenes.

Pero, más allá de sus fronteras, la colaboración se complica. El único acuerdo internacional en esta materia es la Convención de Budapest, que países como Rusia y China se han negado a firmar porque permitiría a agentes de otros Estados investigar libremente en su territorio.

Además, el acceso de este pacto está limitado a las democracias occidentales.

¿Un solo autor?

Por las características técnicas de WannaCry, el creador podría ser solo una persona. Pero el experto cree que el modelo de recaudación de los rescates elegido sugiere que se trataría de una banda organizada.

«Aún así, han hecho un ataque tan extenso… Si yo quiero ganar dinero, lo hago poco a poco. Área por área. Pero al ser tan masivo, puede indicar que se haya hecho para demostrar algo, su propio ego o lanzar un mensaje que diga ‘Si en poco tiempo he podido hacer esto, imaginaros en un futuro y con más recursos», sostiene.

El ego es un factor clave en este tipo de prácticas, ya que ha hecho caer a muchos delincuentes, como recuerda el investigador de Eurecat: «A veces se ha encontrado a los autores porque por alarde, por sacar pecho o porque ‘quiero que se vea cómo la he liado’, ellos mismos confiesan».

«Va a ser muy difícil rastrear al culpable, pero nada es imposible», insiste Daza.

«Solo hace falta que dé un paso en falso y que quienes lo investigan estén atentos».

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