Al contrario de Venezuela y en cierta medida Bolivia, el gobierno de Correa ha seguido trabajando con la oficina antidrogas estadounidense, la DEA
Cuando hoy llegue a Ecuador, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, estará entrando en un territorio que el venezolano Hugo Chávez bien podría reclamar como su área de influencia.
Será la primera vez que la funcionaria se reúna con el presidente Rafael Correa, un cercano aliado de Chávez.
Correa ha tenido algunos roces con Washington, primero por la suspensión de negociaciones para lograr un Tratado de Libre Comercio y luego por la no renovación del uso de la base de Manta para operaciones antinarcóticos de la fuerza aérea estadounidense.
Aunque en ese bloque pueden incluirse además de Ecuador, a Cuba, Bolivia, Nicaragua y algunas naciones del Caribe, lo cierto es que Correa representa un espacio más amplio como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), cuya presidencia temporal la ejerce Correa.
Mejorar relaciones
La semana pasada el subsecretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado, Arturo Valenzuela, visitó otro territorio proclive a la llamada revolución bolivariana: Bolivia.
Por eso, la escala en Quito es vista por algunos como parte de una estrategia de Washington para debilitar el bloque político que se ha formado en torno a las posiciones antiestadounidenses venezolanas.
Sin embargo, Valenzuela negó a BBC Mundo que exista alguna intención de romper bloques.
«Quiero aclararle y enfatizarle que la política es una de aproximación con todos los gobiernos, de ir viendo cómo mejorar las relaciones. Estamos haciendo un esfuerzo con todos los países», explicó Valenzuela.
«Lo que estamos viendo es cómo ir mejorando las relaciones de respeto mutuo y de trabajo conjunto hacia adelante. Es una estrategia global que responde a nuestro interés de tener una buena relación con todos los países del hemisferio occidental», aseguró Valenzuela.
Según Larry Byrns, director del Consejo de Asuntos Hemisféricos, centro de estudio de políticas regionales ubicado en Washington, «Ecuador y, en menor medida, Bolivia no han sido eliminados de la lista de ‘salvables’ en el Departamento de Estado».
Por eso Byrns dijo a BBC Mundo que el viaje de Clinton «busca rehabilitar la relación que EE.UU. tiene con Ecuador», a pesar de que «la retórica que usa a veces el presidente Correa recuerde la del presidente Chávez».
Independencia incomprendida
«Desde el punto de vista del presidente Chávez, quien divide el mundo entre quienes están con él y quienes están contra él, puede ser incómodo», afirmó a BBC Mundo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano.
«Pero en el caso de Correa es claro que él define su propia agenda. Tiene una postura independiente donde hay discrepancias con Chávez y tal vez no es fácil entender ese tipo de relaciones con el imperio», dijo Shifter, usando el nombre con el que peyorativamente se refiere el mandatario venezolano al gobierno estadounidense.
Desde que llegó al poder en 2007, Correa anunció que su gobierno no reactivaría las estancadas negociaciones con EE.UU. para un Tratado de Libre Comercio como el que negociaban por aquellos días Perú y Colombia.
Sin embargo, uno de los intereses que tiene Quito en su relación con Washington es comercial y apunta a la renovación multianual del Tratado de Preferencias Arancelarias Andinas, que permite el acceso de sus productos al mercado estadounidense.
En abril pasado Correa aseguró que los beneficios que obtiene el país en ese esquema creado en tiempos del gobierno de Bill Clinton «no son la última Coca Cola del desierto» y criticó que el acuerdo haya sido usado como «palanca de chantaje político».
Acceso al sur
Al asumir su cargo, Correa cumplió con su promesa de campaña de no renovar la concesión para el uso de la base militar de Manta, desde la cual los estadounidenses dirigían operaciones antinarcóticos.
Eso creó momentos de tensión con Washington que, sin embargo, reconoció el derecho soberano de los ecuatorianos a autorizar o no el uso de su territorio para esas operaciones.
Al contrario de Venezuela y en cierta medida Bolivia, el gobierno de Correa ha seguido trabajando con la oficina antidrogas estadounidense, la DEA.
Analistas consultados por BBC Mundo aseguran que la visita de Clinton a Ecuador podría abrir un espacio más amplio, el de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), un espacio creado en 2008 con la expresa intención de excluir a Canadá y EE.UU.
A través de Correa, Clinton establecerá el primer contacto oficial con el bloque suramericano, un foro que podría jugar un papel importante en el futuro de la diplomacia hemisférica.