Ariel Sigler, el preso político gravemente enfermo que fue excarcelado, afirmó hoy que seguirá luchando por la libertad y la democracia en Cuba y por la liberación de todos los prisioneros de conciencia.
«No voy a dejar en ningún momento de luchar por la libertad y la democracia en Cuba, voy a seguir luchando porque nuestros hermanos que quedaron en prisión salgan en libertad», afirmó Sigler en su casa familiar de Pedro Betancourt (provincia de Matanzas), donde fue trasladado desde La Habana en ambulancia tras serle concedida la licencia extrapenal.
Sigler, de 47 años y afectado de una paraplejia contraída durante sus siete años de encarcelamiento, llegó a su residencia en Pedro Betancourt en ambulancia, acompañado de su esposa Noelia y de un equipo médico y escoltado por una patrulla policial.
Allí le esperaban sus hermanos, sobrinos y otros familiares, además de vecinos y compañeros del Movimiento Independiente Opción Alternativa que él preside.
En el interior de su casa, a la que accedió en silla de ruedas, ofreció unas declaraciones en las que agradeció a sus compañeros de disidencia y a la «presión internacional» su liberación.
«Esperamos que no solo yo tenga la oportunidad de salir, que tengamos la posibilidad de salir todos porque nos consideramos todos inocentes», dijo Sigler en referencia a los presos políticos cubanos.
Consideró que las gestiones de la Iglesia católica ante el Gobierno de Raúl Castro han tenido «cierta repercusión» por las medidas adoptadas hasta el momento con algunos prisioneros pero expresó su deseo de que las liberaciones no se estanquen con su excarcelación.
«Espero que continúen estas liberaciones, nadie debe estar preso», dijo el disidente que recordó que en las prisiones «todavía quedan muchos enfermos que necesitan salir».
Sobre su salud, destacó que es «bastante» delicada debido a cuatro enfermedades crónicas y un estado de desnutrición grave e insistió en que se va a dedicar a recuperarse aunque no tiene decidido dónde lo hará, en alusión a la posibilidad de recibir tratamiento fuera de Cuba como han apuntado algunos familiares.
Anímicamente dijo sentir una combinación de alegría por su excarcelación combinado con la tristeza de no haber podido compartir este momento con su madre, que falleció hace cuatro meses.
También por el hecho de que «quedan compañeros en prisión», incluido su hermano Guido que, como él, fue encarcelado y condenado durante la represión de la Primavera Negra de 2003.
La excarcelación de Ariel Sigler y el acercamiento de otros seis presos políticos a centros penitenciarios de sus provincias de residencia es la segunda medida que adopta el Gobierno de Cuba dentro del proceso de diálogo con la Iglesia católica iniciado en mayo pasado.