"Así como los obreros después de Lula, quiero vencer para que todas las chicas puedan decir: quiero ser presidenta de Brasil", dijo entre gritos de "olé olé olé, Dilma"
El oficialista Partido de los Trabajadores (PT) lanzó este domingo la candidatura de la ex ministra Dilma Rousseff para suceder a Luiz Inácio Lula da Silva y convertirse en la primera presidenta de la historia de Brasil.
Rousseff, impuesta por Lula al partido hace más de un año, empezó muy por detrás del principal candidato opositor, el socialdemócrata José Serra, pero los éxitos socioeconómicos de los últimos años y el gran apoyo popular del que goza el presidente la empujaron a empatar en las encuestas, con el 37 por ciento de los votos.
Y fue precisamente Lula quien, ante 2.000 delegados de todo el país reunidos en Brasilia, hizo un discurso alabando a su sucesora, conocida por su pasado guerrillero, de la que dijo estar convencido de que ganará las elecciones del 3 de octubre, aunque advirtió que no será un camino fácil, refirió la agencia DPA.
Se rumorea en la prensa y en los círculos políticos de Brasil que la idea de Lula, que no se presentó a un tercer mandato porque está prohibido en la Constitución, es volver a presentarse en 2014, algo que el presidente nunca ha confirmado, si bien en alguna ocasión no lo ha descartado.
«Estoy convencido de que la posibilidad de vencer en las elecciones es total y casi absoluta. No existe elección fácil. Toda elección tiene que trabajarse 24 horas por día», dijo Lula entre aplausos.
Con estas palabras, Lula no sólo se refería a la dificultad de conseguir votos, sino también a la tarea de esquivar las acusaciones de corrupción lanzadas a su partido y a la imparcialidad con la que la prensa brasileña trata a su candidata.
El presidente se refería en concreto a las insinuaciones de que integrantes del PT elaboraron un dossier con investigaciones para enturbiar la imagen de miembros socialdemócratas.
«Esperamos que nuestros adversarios estén dispuestos a hacer una buena campaña. Que no hagan un juego rastrero inventando un dossier cada día», dijo.
De la convención de este domingo salió reforzada la idea, más que archisabida, de que lo ideal es dar continuidad a las políticas de los dos gobiernos de Lula, que han situado a Brasil como una de las grandes potencias mundiales.
«Podemos hacer más y mejor», dijo Dilma, ex ministra de Minas y Energía y de la Presidencia, al tomar el micro bajo el calor de su formación.
Rousseff, al igual que hizo Lula, defendió la política exterior del gobierno y repasó las políticas exitosas de estos años, sobre todo en el terreno económico, como los programas de «Bolsa Familia», «Mi casa» o Luz para todos» que consiguieron sacar de la pobreza a millones de brasileños.
«Quiero ser la presidenta de la consolidación de la infraestructura», explicó Dilma en referencia al PAC, el multimillonario de Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) que en caso de victoria le tocará dirigir y del cual dependerá la construcción de carreteras, puertos y aeropuertos en todo el país.
La candidata enmarcó su discurso en su apoyo al papel de las mujeres en Brasil, con el recuerdo de una anécdota que le sucedió en el aeropuerto, donde una chica se le acercó y le preguntó si en Brasil una mujer puede ser presidenta.
«Así como los obreros después de Lula, quiero vencer para que todas las chicas puedan decir: quiero ser presidenta de Brasil», dijo entre gritos de «olé olé olé, Dilma».
También prometió entre otras cosas reforzar la integración regional con los países vecinos, pero sin caer en prácticas imperialistas, y universalizar el acceso a Internet de los brasileños.
De ser elegida presidenta, Dilma tendrá como vicepresidente a Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), una de las principales fuerzas políticas de Brasil, con la que el PT trabó alianza electoral.