Los países latinoamericanos del G20 (Brasil, Argentina y México) inician hoy la Cumbre del G20 con una perspectiva prácticamente común en cuanto a la necesidad de mantener los estímulos para reforzar la recuperación económica y de reformar las instituciones financieras internacionales.
México, que está representado en Toronto con su presidente, Felipe Calderón, y sus secretarios de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo, y Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa Cantellano, señaló que de momento es partidario de mantener los estímulos económicos.
Según la Presidencia de México, la posición de ese país es que es necesario «mantener un adecuado nivel de estímulos en el corto plazo para asegurar la consolidación de la recuperación, así como establecer un plan de retiro de los estímulos, que asegure la sustentabilidad fiscal».
Brasil llega a Toronto con una postura similar.
El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, que representa a su Gobierno en la Cumbre, después de que el presidente Luiz Inacio Lula da Silva cancelara su asistencia por las inundaciones en el país, dejó claro que la preocupación por el crecimiento económico es prioritaria para Brasilia.
«Soy favorable a metas, pero tienen que ser compatibles con el crecimiento», dijo Mantega en referencia a la reducción del déficit e insistió en que la velocidad no puede ser muy rápida, porque de lo contrario perjudicaría el crecimiento.
Mantega también señaló que no existe consenso en el seno del G20 sobre cuánto reducir el déficit y que la meta de reducirlo a la mitad para 2013, tal y como quieren el anfitrión de la Cumbre, el primer ministro canadiense, Stephen Harper, no es realista.
«Es muy draconiana, un poco difícil, un poco exagerada», dijo Mantega.
Argentina, por su parte, ha señalado que va a defender que no existe una única fórmula para salir de la crisis y que debería existir cierta flexibilidad hacia las políticas económicas nacionales.
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, que llegó a Toronto en la madrugada del sábado procedente de Vancouver, donde asistió a la Conferencia Sindical Internacional, dijo hoy que su país ha demostrado que hay otras formas para salir de la crisis.
Para la mandataria, un ajuste a la europea, con reducción de déficit y el fin de las medidas de estímulo económico, no es la receta favorecida por Buenos Aires para salir de la crisis.
En lo que los países latinoamericanos también están de acuerdo es en la reforma de las instituciones financieras.
México quiere que el G20 establezca una agenda de reformas «en beneficio de los países en desarrollo» y que fortalezca «a las instituciones financieras internacionales para compensar condiciones financieras restrictivas».
México considera que es prioritario un incremento del 100 por ciento de los recursos por concepto de cuotas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la transferencia de al menos el 5 por ciento de las cuotas del fondo a los países desarrollados y en desarrollo.
Mantega coincide con el análisis de México.
El ministro brasileño señaló que es importante «la reforma de instituciones financieras internacionales» y consideró que en la Cumbre del G20 que se celebrará en la capital surcoreana, en noviembre «es perfectamente posible que se consiga por lo menos una transferencia del 5 por ciento de las cuotas».
En cuanto a otro de los temas polémicos de la Cumbre, el de las tasas bancarias, México ha mostrado su rechazo a «impuestos o tributos sobre instituciones financieras para cubrir el costo de futuras crisis» y prefiere «impulsar que el trabajo en materia reguladora promueva un sector financiero libre de riesgo».